EL Parlamento de Andalucía aprobó el jueves los Presupuestos de 2016 gracias a los votos del PSOE y Ciudadanos. Después de una larga etapa de tensiones políticas que comenzaron con las elecciones autonómicas andaluzas del pasado mes de marzo y en la que llegó a asomar el fantasma de la repetición de los comicios, las negociaciones entre los socialistas (en el Gobierno) y Ciudadanos (en la oposición) han permitido sacar adelante unas cuentas sin las cuales es imposible cualquier acción de Gobierno.

Antes que nada hay que aplaudir la actitud de Ciudadanos, una formación nueva en el Parlamento de Andalucía que, sin embargo, ya se ha convertido en una pieza clave de la gobernabilidad de la comunidad autónoma. Habría sido fácil para este partido ponerse de perfil y no apoyar a un PSOE andaluz sobre el que pesan muchas acusaciones de corrupción, más con unas Elecciones Generales a las puertas. No obstante, la formación liderada por Juan Marín ha preferido el camino de la responsabilidad a cambio, claro está, de algunas modificaciones en los Presupuestos, como la rebaja del IRPF en el tramo autonómico y más fondos para dependencia y los autónomos. La tan esperada bajada del Impuesto de Sucesiones y Donaciones queda pendiente de una negociación futura, pero todo indica que ésta se acometerá en los próximos tiempos.

La felicitación habría que extenderla a la consejera de Hacienda, María Jesús Montero, y a la propia presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, porque la aprobación de unos Presupuestos cuando se gobierna en minoría es siempre un difícil ejercicio de habilidad política.

Una vez aprobados los Presupuestos, el Gobierno de Andalucía debe ponerse cuanto antes a gestionar y a solucionar los muchos y graves problemas que tienen los ciudadanos. Ya no hay más excusas. La sanidad, el empleo, la educación y las infraestructuras deben convertirse inmediatamente en la prioridad de la Junta.

Los últimos datos económicos son desoladores para nuestra comunidad autónoma y todo apunta a que cada vez estamos más lejos de la convergencia con las regiones más ricas de España. Después de años de avance hemos iniciado una peligrosa marcha atrás que debe ser corregida inmediatamente. El Gobierno de Andalucía y su presidenta deben poner todo su talento y esfuerzo en cambiar cuanto antes esta tendencia e iniciar la recuperación. No se puede perder más tiempo.

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