Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Con mollas no hay paraíso

La serie The Crown ha tenido ciertos efectos sociológicos pendientes de tesis doctoral. Por mencionar algunos, el español se ha vuelto monárquico, pero de los Windsor; se ha puesto de nuevo de moda la chaqueta cruzada al estilo de Eduardo VIII, y también la delgadez extrema que abanderaba su mujer, Wallis Simpson, y que también practicaba la adorada pavoncia Lady Di. Wallis decía que “ninguna mujer es demasiado rica ni demasiado delgada”, y algo le afectaría esa creencia al abdicante Eduardo, anoréxico él. Eso sí, la americana de doble abotonadura le sentaba de cine. Porque, según he podido comprobar en mis propias carnes –nunca mejor dicho–, para llevar con garbo esa prenda no conviene coger peso. (Progresamos adecuadamente, aunque no es el verano el mejor compañero de dieta, y uno pelea con el ayuno intermitente con notoria intermitencia).

En lo de la delgadez femenina hemos conocido ciertos datos de poca corrección política esta semana por la revista The Economist (La economía de la delgadez). Por mucho que el feminismo incluyente y de verbo comprensible haya defendido a lo largo de su fructífera historia que las mujeres inteligentes deberían emanciparse de la servidumbre del aspecto tanto como de la subordinación al marido o a la procreación y la crianza, la realidad es que existen evidencias que contradicen hoy que esto se haya logrado. Al contrario que en los países pobres, en los países ricos las personas ricas tienden a estar más delgadas que las de rentas más bajas, por razones en buena medida achacables a la educación. Huelga decir que aquí funciona la media aritmética; recuerden el celebérrimo dicho: usted se zampa el pollo entero y yo no pillo ni las alitas, y la estadística dirá que cada uno se ha tapiñado media ave.

Pues bien, mientras que en el caso de los hombres en países como Italia, Reino Unido, Francia o buena parte de España se mantiene una correlación estable entre renta y delgadez/obesidad, en el caso de las mujeres dicha relación es distinta. En corto: a las mujeres de mayor nivel de renta les es exigido estar delgadas y hasta delgadísimas, y cada vez más. Más que a los hombres. Según la tesis de The Economist–sustentada en datos de Eurostat, ya decimos–, a las mujeres de medio y alto rango y/o responsabilidad se aplica una ley no escrita, y ni mucho menos tanto a los hombres: si quieres promocionar y representar, tienes que estar delgada; ya justificarás que es por salud y por sentirte mejor. En realidad, te sientes mejor porque haces bien los deberes. El tema tiene una pensada.

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