TRIBUNA LIBRE

Juan M. García Cubillana De La Cruz / Autor Del Libro De El Hospital De San José (1767-1956) De La Isla De León

Las hermanas carmelitas de la caridad y la residencia de San José

09 de junio 2012 - 01:00

Afinales de junio, las ocho Hermanas Carmelitas de la Caridad de Santa Joaquina de Vedruna dejarán la Residencia San José para Mayores, tras una dilatada estancia de 145 años. El cambio de gestión del asilo, a cargo de una empresa laica, ha motivado la decisión de la congregación de mudarse a otros centros asistenciales necesitados de la provincia, a pesar de los intentos de mediación ante el Obispado del Consistorio y de diversos colectivos ciudadanos.

Muy atrás queda el 21 de octubre de 1867 cuando la Mitra, cuyo titular era el obispo Félix María de Arriete y Llanos, les encomendó la administración del antiguo Hospital de Caridad de San José. La congregación había sido fundada en la ciudad de Vich (Barcelona) por Joaquina de Vedruna en 1826, canonizada por el papa Juan XXIII en el año 1959. Tras la muerte de la Santa, víctima del cólera en 1854, las religiosas se consolidaron en Barcelona y en hospitales de Solsona y Cardona. En el año 1860, con motivo de la guerra de África (1859-1960), en la que España ocupó Tetuán, se alistaron 10 hermanas para servir en el hospital de sangre de San Roque (Cádiz), paso previo a la entrada en Andalucía de la comunidad. Un año después, acabada la guerra, fijaron su residencia en el Hospital de Mujeres de Cádiz, cumpliendo los ruegos del obispo de la Diócesis.

A la ciudad de San Fernando llegaron por primera vez en 1863. La hermana Rosa Roca, junto a otras tres religiosas, se hizo cargo de un asilo de huérfanas en una modesta vivienda. Posteriormente se trasladaron a una casa de tipo conventual en la plaza de las Viñuelas -en la actualidad de Rodríguez de Arias- donde establecieron un colegio para niñas, tras la autorización del obispo que les concedió un capellán propio. Cuando en 1867 la congregación se encargó de la administración del Hospital de San José, la Mitra se comprometió a pagar a cada hermana 1.460 reales de vellón anuales, además de gastos de viaje, atención médica, medicamentos y vestuario. Por contrapartida las religiosas se implicaron en la asistencia sanitaria, auxilio espiritual de los pacientes y en el gobierno interior del establecimiento, figurando ya en los libros de cuenta del mes de noviembre. Las disposiciones fundacionales fueron aprobadas por la Santa Sede el 20 de julio de 1880.

La comunidad contaba en sus primeros años con cinco hermanas y desde su llegada, la superiora sustituyó a la figura de la "madre" en el gobierno doméstico de la institución. A finales del siglo XIX las carmelitas cobraban una peseta diaria, además del "aceite, carbón, leña, ropa de cama y de mesa, utensilios, luz, loza y jabón" que les suministraba el centro. Este "sueldo" se mantuvo invariable a lo largo de los años, figurando en el año 1953 una asignación de 1.890 pesetas al año, lo que suponía 1,03 pesetas diarias para cada religiosa.

En 1886, las hermanas que habían establecido el colegio para niñas adquirieron el edificio de la calle Colón, en el que, hoy día, continúan impartiendo la enseñanza. Cuando el Hospital de San José cesó en su función asistencial sanitaria, las religiosas permanecieron en el centro, convertido en asilo, y posteriormente se trasladaron a la nueva Residencia San José para Mayores, edificada en la huerta de la propia finca. Hasta su marcha, han continuado en las dos comunidades educando a niños y atendiendo ancianos, tal como literalmente refleja el texto fundacional de enero de 1826: "[…] entrega fervorosa a la caridad con los enfermos y a la educación de las jóvenes que se nos confíen".

Durante estos 145 años las hermanas vivieron momentos de gran presión asistencial, en especial durante las epidemias, guerras y catástrofes que asolaron a la provincia a finales del siglo XIX y primera mitad del XX: insurrecciones cantonales de 1868 y 1873; epidemias de cólera de 1885, gripe española de 1918, y tifus exantemático de 1942; guerra civil (1936-1939) y explosión del depósito de armas submarinas de Cádiz en 1947.

Entre los años 1937 y 1956 se encargaron también de la administración de la farmacia consistorial, cuando estuvo radicada en el Hospital de San José. La hermana Florentina Fuentes Fernández alternaba la elaboración de las fórmulas magistrales con el cuidado y lavado de los enfermos. El 2 de abril de 1991 fue nombrada Hija Adoptiva de la ciudad por su encomiable labor a lo largo de los 61 años que permaneció en la institución.

Hasta mediados del siglo XX, todas las hermanas carmelitas destinadas en el hospital procedían de otras regiones de España. Vinieron para cuidar a los enfermos y murieron en el hospital «con las botas puestas», muchas de ellas de tuberculosis contagiadas por los propios enfermos, en una época en la que aún no existía cura para la enfermedad. Es justo el reconocimiento de nuestra ciudad para unas mujeres que han dado y continúan dando tanto a cambio de tan poco, cuya máxima fue y sigue siendo el precepto evangélico del cuidado y amor al prójimo necesitado.

stats