Quien se mueva no sale en la foto". Esta frase se atribuye a muchos hechos, y uno de ellos, dicen, es la salida de Alfonso Guerra del Gobierno de Felipe González. Fue una tarde de sábado de 1991 cuando el entonces vicepresidente comunicó su renuncia, también pactada con su hasta entonces amigo del alma Felipe. Aquel día los directores de los periódicos madrileños estaban viendo en el Bernabeu un Madrid-Barça, y tuvieron que ser avisados por megafonía para que salieran najando hacia la redacción. Cosas de la baja tecnología de la época... Tras el cisma siempre previsible de la UCD, un partido 'frankenstein' que resultó útil para una época, la ruptura entre Felipe y Alfonso ha sido, hasta ahora, el gran cisma de la democracia. Así que las discrepancias internas de esta semana no son nuevas, como tampoco lo fueron entonces, y como no lo serán en el futuro. Siempre hay y habrá razones para moverse y no salir en la foto.

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