Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Ya se cumplieron tus sueños

Es curioso, gente que soñaron toda su vida con ser alcaldes no lo han sido y gente que el azar quiso se vieron en el cargo

La bilabinada aquella de que “los de Cádiz nacemos donde nos da la gana” la dijo Antonio Burgos y la repiten un montón de tontos como si estuviera escrita en piedra. La realidad es que uno es de donde nace, y nadie elige el lugar , como mucho lo elige la madre. Muchas veces tampoco se elige el lugar donde uno vive, determinado por la disponibilidad de vivienda o trabajo, aunque los hay que viven donde nacieron como si fuera un destino manifiesto. Así que el lugar de nacimiento carece de importancia, de hecho los cuatro alcaldes democráticos de Cádiz ninguno ha nacido en la ciudad: Carlos Díaz en Sevilla, Teófila en Santander, Kichi en Rotterdam y Bruno en Jerez. De los cuatro el que reúne más tradicionalismo es Kichi: vive en La Viña, socio del Cádiz, componente de comparsas y, según dice, salía todos los años con su madre en la penitencia del Nazareno, incluso últimamente iba a la salida del Cristo de La Palma. Nada de esto le hacía buen alcalde, por supuesto. Ni siquiera mejor gaditano, pero eso es otro asunto.

En el fondo, ninguno de los cuatro quisieron ser alcaldes, lo cual no los invalida para el cargo. De una manera u otra lo fueron por casualidad o a empujones. Teófila y Bruno no querían, fueron obligados por su partido. Carlos Díaz fue por descartes frente a los que sí querían (Jaime Pérez Llorca y Fernando Suárez). Y Kichi llegó porque era la pareja de Teresa Rodríguez en las primeras asambleas de Podemos. Es curioso, gente que soñaron toda su vida con ser alcaldes (Fermín, Gutiérrez Trueba, Pepe Blas, Emilio de la Cruz) no lo han sido y gente que el azar o la obligación militante les llevaron a encabezar una lista , se vieron en el cargo. El destino juega a los dados con todos nosotros. Luego cada alcalde dejó su impronta en la ciudad, unos con más esfuerzo , otros sin sudar el cargo, pero todos dieron lo mejor de sí, dicho a veces como un elogio y en otras ocasiones como una fatalidad. Kichi, que se iba a su casa todos los días “ para concilia”, echará de menos el cargo cuando tenga que soportar niños ajenos en el instituto de Puerto Real donde tiene su plaza, aunque ha sido el único que se ha ido del cargo por propia voluntad: a Carlos Díaz lo echó su partido (que ahora lo reivindica) y Teófila fue destituida por los votos de Por Cádiz Sí Se Puede, Ganar Cádiz y PSOE. Así es la vida. Una prueba evidente de que Cádiz es una ciudad abierta se da en el hecho de que un jerezano vaya a ser alcalde de la ciudad, sin que nadie haya criticado esta circunstancia a lo largo de la campaña. Nos estamos volviendo civilizados sin darnos cuenta. Puede incluso que Bruno cumpla lo que ha prometido y nos vemos en un plis plas con Ciudad de la Justicia, Hospital y Valcárcel .

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