La Iglesia gaditana celebra estos días una década desde la conclusión del histórico Sínodo con el que se quiso actualizar su relación con la sociedad. Es tiempo de reflexión y de constar si, tal y como se reclamó en aquel momento, la Iglesia se está acercando y sirviendo a los más necesitados y si es capaz de abrirse a los colectivos más jóvenes, en un mundo que apuesta cada vez más por el materialismo. Y también debería hacer reflexionar a los rectores de la Diócesis gaditana la existencia de comentarios críticos sobre la evolución de estos años por parte de integrantes de las comisiones del propio Sínodo, que hoy recuerdan que este encuentro levantó grandes expectativas entre muchos cristianos, los mismos que después se vieron decepcionados con sus conclusiones.