Amén

13 de mayo 2025 - 03:04

Por ser original, estaba pensando en escribir algo sobre el nuevo Papa y todo lo que rodea a estos acontecimientos relacionados con el mundo del espectáculo. Bien mirado, el cónclave y el revuelo de sotanas y púrpuras en el Vaticano dejan a Eurovisión a la altura de las sandalias del pescador. Reparé en que seguramente en la Curia romana no estarían precisamente con las carnes abiertas esperando lo que yo escribiera sobre el heredero de San Pedro, aquella piedra sobre la que empezó a edificarse todo este gran, trascendental y a ratos admirable, a ratos detestable tinglado.

Desconocedor absoluto de las entrañas de una institución bimilenaria y experta en intrigas, me ha sorprendido la similitud de las etimologías de ‘cónclave’ y ‘conchabar’, pero luego he recordado que Dios escribe recto con renglones torcidos y esta frase tan conveniente lo explica todo. Me he quedado más tranquilo al escuchar que el Espíritu Santo lo tiene todo controlado, pero sigo comprobando que tampoco esta vez ha mirado al resto de los cristianos no cardenales, que teóricamente pueden ser también elegidos Papa, cosa que no ocurre desde hace no sé cuántos siglos. Vamos, que la Iglesia tiene doctores pero también muchos miembros ni siquiera licenciados o graduados, con el mismo nivel teórico de papable que los purpurados.

No creamos que eso abre mucho el abanico teórico e improbable de aspirantes al trono romano, ya que más de la mitad de los cristianos (en realidad, cristianas) lo tiene prohibido por no ser varón, así que si naces mujer, esa simple decisión del azar genético ya imposibilita que el referido espíritu se fije en ti. Siempre, amiga, puedes aspirar a ser una de las monjas que cuidan del bienestar doméstico del Pontífice.

Dicho esto, y por si acaso alguien en los palacios romanos quiere reparar en la opinión de un bautizado de a pie, me permitiré decir que León XIV me ha causado buena impresión, pese a que no me ha llamado la atención su proclama pública de la paz. Lo contrario hubiera sido llamativo, aunque por desgracia en la Historia no han faltado bendiciones clericales de la guerra, algunas de ellas muy recientes y tan cerca como en nuestro propio país. Dada la enorme influencia que el inquilino del obispado de Roma ejerce sobre millones de almas, más le vale a este mundo que los 133 varones mayores que votaron la pasada semana no se hayan equivocado. Amén.

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