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Todos estos años he procurado no enterarme de quién mató a Laura Palmer. El gran misterio de Twin Peaks es uno de esos enigmas del que en su momento todos hablaron y que ha quedado brillando, como el fulgor apagado de una estrella moribunda, en las conversaciones sobre el audiovisual, como la escena final de Los Soprano o la isla de Perdidos. Para quienes no han visto estas series, hablar de ellas es como pisar un campo de minas. Lo importante es que nadie desvele el desenlace, que la ignorancia, como una flor frágil, siga viva en este entorno hostil. En definitiva, vivir la escena con el mismo estupor y emoción con que la vieron y vivieron quienes estuvieron ahí entonces, antes de saber nada.
Las series son un buen síntoma de lo mucho que nos hemos separado. En mi casa no se veía Médico de familia, pero recuerdo que muchos de mis compañeros en el colegio comentaban en clase el capítulo de la noche anterior. Muchos más años atrás, cuando salir en la tele era, literalmente, salir en todas las teles, porque todas tenían un solo canal, y era verlo o irse a dar un paseo, esto era la norma. Hoy sigue habiendo experiencias compartidas, pero estiradas como chicles en el tiempo y el espacio. Ahora las series no se comentan: se recomiendan. Y se espera, como una partida de ajedrez por carta, a que la otra persona cumpla su cometido y nos dé su respuesta, aunque esta muchas veces no llegue. Y no llega porque estamos saturados por las distracciones y por las mil opciones disponibles. Se hace todo de todo y para todos, una detrás de otra. Siempre bromeo con que en Netflix hay un departamento dedicado exclusivamente a producir nuevas series de narcos para que mi padre pueda verlas. Narcos colombianos, narcos españoles, narcos fineses, nigerianos, chinos, perros narcos, narcos extraterrestres: ahí habrá estado mi padre, con las piernas estiradas sobre un cojín y los cascos puestos, reposando la cena.
En esos grandes catálogos, entre algas y espumas, uno encuentra a veces secretos tesoros. Es lo bueno de todo esto: detrás del ruido y de la fórmula, el tiempo saca a flote sus perlas y doblones. Como Noche y día, una serie catalana de dos temporadas, con la gran Clara Segura. O Twin Peaks, que he empezado a ver. Por favor, sean buenos y no me digan nada. Estoy a esto de saber quién mató a Laura Palmer.
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