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Vox juega con fuego

Se le ha dado mucha importancia a lo sucedido en Extremadura, pero la prueba de fuego está en Murcia

La clave de las elecciones generales del 23 de julio estará en los pactos del PP con Vox. Es decir, la influencia de las negociaciones surrealistas en varias regiones a la hora de determinar el voto de los indecisos. No se sabe lo que va a ocurrir. Se le ha dado mucha importancia a lo sucedido en Extremadura, pero la verdadera prueba de fuego se dilucidará mañana en Murcia. Ahí es donde se disputa el pulso entre el PP y Vox. Y donde el PSOE puede recuperar las ilusiones de una victoria, o resignarse a un improbable milagro de última hora con las cuentas de Frankenstein. Vox jugó el viernes con fuego en Murcia, y mañana puede quemarse.

¿Por qué la elección de Fernando López Miras no es como la de María Guardiola? Por los resultados. En Extremadura, hubo un empate a 28 escaños entre el PSOE y el PP. El veredicto quedaba en poder de Vox, con 5, y Unidas Podemos, con 4. Si Vox no votaba a favor del PP para alcanzar los 33 escaños, el PSOE de Fernández Vara bloquearía la Junta extremeña, con 32 escaños (los suyos más los podemitas), frente a los 28 del PP (sin pacto). Por consiguiente, necesitaban sí o sí los votos de Vox.

Por el contrario, en Murcia, Fernando López Miras ganó con claridad y se quedó a sólo dos escaños de la mayoría absoluta. Consiguió 21, frente a los 13 del PSOE, 9 de Vox y 2 de Unidas Podemos. Aunque Vox obtuvo un mejor resultado en Murcia que en Extremadura, el PP sólo necesita que se abstengan. Porque sus 21 escaños superan a los 15 que suman entre el PSOE y sus socios de Unidas Podemos.

Vox juega con fuego en Murcia, por varios motivos, si impide que gobierne el PP en solitario. Primero, porque Vox se uniría con los sanchistas y los podemitas, que hallarían un inesperado socio. Segundo, porque los sondeos apuntan que ganaría el PP con mayoría absoluta, en el caso de repetirse las elecciones en Murcia. Tercero, porque Vox se llevaría un previsible voto de castigo el 23-J en las elecciones generales.

El panorama podría ser parecido. Por consiguiente, quedaría de manifiesto que Vox podría votar también con el PSOE y Frankenstein si no reciben cargos. O, dicho de otro modo: Vox no es garantía, sino obstáculo para el cambio. Y es mejor que los indecisos utilicen su voto, como hicieron en Andalucía, para conseguir la mayoría. Por eso, Vox, va a decidir si quiere inmolarse en la pira a corto plazo. Y el PP le debería mantener ese pulso, en el que no se juegan sólo Murcia, sino el Gobierno de España.

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