Con José María Pemán convertido en protagonista por obra y gracia de la radical izquierda de la (anti)capital(ista) gaditana, se me ha refrescado el coraje que me da que los españoles no podamos cantar nuestro himno nacional por falta de una letra oficial. El chanta chanta con que se suele acompañar en los últimos tiempos me parece lamentable, algo más apropiado para oír en una verbena de pueblo que cuando se interpreta una pieza musical que en teoría sirve de pegamento entre los habitantes del país; más bien debería servir, pues hay muchos a los que les salen ronchas nada más escuchar las primeras notas. Yo tengo un gafe enorme con los himnos. Como cadista, tampoco puedo cantar el himno oficial del Cádiz, de cuya letra ya ni me acuerdo por su desuso muy prolongado. Para esto sí tenemos solución inmediata, que el himno oficial pase a ser YA el que hace vibrar al cadismo en bloque: "Me han dicho que el amarillo...".

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