En el peor momento, en vísperas de un proceso electoral prácticamente interminable, le ha estallado al PSOE el caso Mediador. Un escándalo de otro tiempo, de cuando Luis Roldán se quedaba con el dinero de los huérfanos de la Guardia Civil y usaba los fondos reservados para darse la gran vida, de cuando Javier Guerrero celebraba con su chófer la entrega arbitraria del dinero de los ERE andaluces a base de cubatas y cocaína o de cuando el director de una fundación para el empleo pagaba con la tarjeta oficial sus gastos en el puticlub.

Elcaso Mediador, que de momento es canario aunque se teme su eventual proyección peninsular, tiene algo de todo ello: un diputado socialista (el Tito Berni) que invita al Congreso a empresarios de su tierra a los que ayuda a conseguir subvenciones europeas o evitar inspecciones y por los que se deja invitar a comidas en restaurantes de postín y fiestas con prostitutas -¡dice que las saluda cordialmente porque él es "muy afectuoso"!-, y también se deja instalar placas solares gratis en su finca; un general de la Guardia Civil (Papá), con una trayectoria solvente y experiencia en misiones internacionales, que guarda 61.000 euros en una caja de zapatos y entre la ropa de su armario, que lleva una doble contabilidad doméstica en la que a la columna que registra sus retribuciones oficiales añade otra bajo el rótulo de cash (efectivo) con lo que recibía de la trama y que defiende ante la juez su codicia obscena con el argumento de que buscaba una posjubilación cómoda y que, con la pandemia, temió el fin del mundo; un intermediario sinvergüenza (el Mediador), delincuente de gama variada, el conseguidor que pone en contacto a unos y otros, a los corruptos institucionales y a los empresarios que se benefician, o creen beneficiarse, de las gestiones de éstos, que será finalmente el que los denuncie, aportando vídeos, audios y fotos, todo el material probatorio que hará que los condenen, y también que lo condenen a él mismo, aunque más levemente, por colaborar...

El escándalo tiene mucha menos entidad e importancia que el caso ERE o el caso Kitchen (utilización por el Gobierno del PP del aparato del Estado para espiar a adversarios políticos o al traidor Bárcenas). Pero, ojo, estamos en víspera de elecciones y no es descartable que la mancha de la corrupción alcance a otros diputados del PSOE. Ni el torpe Patxi López puede asegurar que todo quede en Canarias.