AUNQUE que tengo mis más y mis menos con algunos de los matices de la idiosincrasia gaditana, cierto es que, a pesar de todo, me llena de orgullo ser de Cádiz, máxime cuando mis paisanos me manifiestan una y otra vez su cariño. Desde hace ya mucho, y a pesar de que vivo en Madrid y no bajo a Cádiz todo lo que me gustaría, me llegan en la distancia las buenas vibraciones de mi tierra. Hubo un tiempo no muy lejano en el que quizás no fue así, pero hoy puedo decir que, por lo general, me tratan bien mis colegas, los medios de comunicación, la gente que de alguna manera conoce lo que hago. Y estoy muy agradecido, ya que resulta al cabo un pelotazo de vitalidad que estimula las ganas de continuar adelante, de no tirar la toalla, de superar los baches que te va poniendo el camino, la vida a veces puñetera. Concretamente, en las últimas semanas varias marcas gaditanas me han emocionado con la solidaridad que han demostrado conmigo, y sobre todo con mi proyecto: el corto de ficción 'Pelucas' que aborda la enfermedad del cáncer, pandemia de este estos tiempos contra la que se debería luchar con todas las fuerzas, sin recortes inhumanos, sin intereses ocultos… Aunque entre las marcas colaboradoras de 'Pelucas' haya alguna que no sea de Cádiz, la mayoría sí lo es, y me ha asombrado la respuesta de la mayor parte de las empresas a las que he acudido para que colaboren de alguna manera, como buenamente puedan. Así, por ahora, de la capital se han unido Ediciones Mayi y la Imprenta Jiménez Mena, Quorum, la cerveza Maier y Pancracio, de San Fernando las algas de Suralgae, de Villamartín los quesos Pajarete y de Alcalá de los Gazules los quesos de El Gazul (más adelante explicaremos el porqué de tanto producto alimenticio). Estoy seguro de que antes de que rodemos 'Pelucas' se unirán más colaboradores gaditanos. Y es que, dada la estrecha vinculación del tema con mi propia vida, deseo que todo lo que rodee al proyecto surja del corazón y, sin lugar a dudas, gran parte de mi corazón se encuentra en Cádiz, la tierra que me vio nacer y que conoció a aquel niño que jugaba a hacer películas en su habitación de Guillén Moreno.