Rojo tenía que ser el atún

Hasta chinos de China hemos visto comiendo atún en Barbate. Pero ya no los verán en una larga temporada

Otros años, cuando llegaban estas fechas de final de mayo, ya pasado el Mundial de Motos en Jerez, alcanzaba su esplendor la temporada del atún rojo de almadraba. En estos tiempos, aparecen atunes de presuntas almadrabas durante todo el año. Algunos con muy mala pinta, más rojos que Lenin y Stalin juntos, pero más falsos que Judas Iscariote. Hay atunes a los que congelan y aparecen más sanos que un islandés (de Islandia) después del coronavirus; es decir, como si nada. Pero hay atunes que dan más miedo que los tiburones. Sin embargo, los punteros son los de este tiempo, los que capturan en las almadrabas de Barbate, Conil, Tarifa, o Zahara de los Atunes, como su nombre indica. No olvidarse de Zahara, que allí hacen más cosas que desinfectar las playas con lejía.

La temporada del atún de almadraba era uno de los grandes alicientes gastronómicos del año en Cádiz. En otros tiempos, cuando había turistas, venían muchos. El gran templo del atún de almadraba es El Campero, de Barbate, pero en toda la costa gaditana sobreviven restaurantes especializados, para los que remito a consultas de Pepe Monforte, experto en la materia. Cada cual tendrá sus favoritos. Aunque ahora hay que pedir sitio, con lista de espera, y con los comensales en una y otra punta de las terrazas, o lo que se les ocurra. Todo es alarmante.

Pues hay que recordarlo: a los restaurantes de la costa gaditana especializados en el atún rojo de almadraba les salvaban la temporada los turistas. Eran como devotos, que venían desde Madrid, desde Sevilla, incluso desde países lejanos. Hasta chinos de China hemos visto comiendo atún en Barbate. Pero ya no lo verán, en una larga temporada, y lo que te rondaré morena, porque España sigue en la lista negra de todo el mundo, aunque Pedro abra la puerta.

Así que ahora, en esos restaurantes, donde se venera el atún de almadraba, deben conformarse con el turismo de proximidad. Con el lugareño como se le decía antes. No significa que los restaurantes de Barbate sean sólo para barbateños, ni los de Conil sólo para conileños, ni los de Tarifa para tarifeños, etcétera. No es así. Se permite una movilidad uniprovincial. Los jerezanos pueden ir a Barbate y los gaditanos a Conil, y todos así. Pero no permiten ir a esos restaurantes ni a los sevillanos. Así que todo se arruina en casa, y van a recaudar mucho menos.

A la almadraba siempre le quedará Japón, donde el atún rojo es muy apreciado, y lo pagan como si fuera la ventresca de Messi. Y, además, que allí también hay restaurantes, y con muchos menos casos de coronavirus.

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