El salón de los espejos
Stella Benot
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ROSE es una pequeña hembra de husky siberiano que anda por el mundo junto a un muchacho llamado Alan. El animal parece un juguetito, con su pelamen blanco y gris, con un antifaz negro y andares juguetones. La pareja tiene algo de literaria. El chico, imberbe, pelo voluminoso, camiseta negra y mochila a la espalda. La perrita, alegre, tierna, como recién surgida de una tienda de peluches.
Me pregunto si la pequeña Rose siente la llamada de su genética de husky. Entiendo que estos genes le susurrarían entre sueños y le hablarían de una vida tirando de trineos, pastoreando ciervos o acurrucándose en torno a los niños de la tribu para darles calor. Al parecer, es lo que estos animales comenzaron a hacer en los confines de Siberia, cuando se inauguró su sociedad con el ser humano.
No sé si Rose reproduce los sueños de sus ancestros buscando oro en Alaska. Pero sé que anda confiada junto a Alan, respondiendo a las caricias del joven y feliz en su vida presente, ajena a la odisea que su dueño está protagonizando. Ella no sabe que este chico de 17 años que le da de comer y beber, que la acaricia y que la lleva dentro de un transportín rojo, está huyendo de la guerra de Siria. Partió sin apenas equipaje. No necesitó demasiado y todo le cupo en una mochila que ahora le cuelga holgada a la espalda. Pero, eso sí, se llevó a Rose, a pesar de que le dijeron que estaba loco por hacerlo. "No puedo vivir sin ella. La amo", dijo Alan.
Así que Rose ignora el porqué de esta caminata de 500 kilómetros que su dueño ha realizado hasta llegar a Grecia. Desde ahí, el chico no sabe qué hará. Se ajusta la mochila, deja que la perra entre en la jaulita y carga con ella, camino hacia lo incierto.
Esta pareja tan de cuento se ha convertido en protagonista esta semana porque el Alto Consejo de las Naciones Unidas para Refugiados ha publicado un vídeo en el que Alan explica su historia y acaricia a Rose. Y el documento ha prendido las redes sociales. Este relato de lealtad y de amor es una nana con música antigua y letra actual. Rose, como todos los huskies, tiene mucho de loba. La imagino aullando bajo la Luna de Europa, que sí, que es la misma que en Asia. La misma que lleva alumbrando a todos los humanos que desde hace miles de años han tenido que huir de casa. Ojalá su deambular llegue a buen término. El suyo, y el de los miles y miles que buscan en el futuro el acomodo que el presente les niega.
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