FEDERICO García Lorca estuvo una única vez en Cuba. Llegó a La Habana el 7 de marzo de 1930 y regresó a España el 12 de junio del mismo año. Disfrutó intensamente de la visita. Nydia Sarabia ha estudiado esa visita en el libro Días cubanos de Lorca.

Venía el poeta invitado por la Institución Hispano-Cubana para dar varias conferencias. Al desembarcar dijo: "Me parecía como si hubiera desembarcado en Cádiz. Un Cádiz grande, con mucho calor y gente que habla muy alto". Manuel de Falla había escrito a unos amigos: "Quisiera que vieran ustedes en Federico algo como una prolongación de mi persona". Si Lorca disfrutó tanto en Cuba fue, en gran medida, porque estuvo rodeado de amigos.

Lorca pronunció conferencias en La Habana y en Cienfuegos sobre varios temas. En una de ellas dijo: "Nunca se canta en Andalucía para divertirse, sino para volar; para dirigirse a un punto brillante del cielo que sea como una esperanza que alivie las penas".

Decía de él un amigo: "No hace un mes que se encuentra en Cuba y ya está completamente aplatanado; conoce y sabe más cosas cubanas que muchos de sus amigos y nos puede servir a los habaneros de cicerone y descubrirnos lugares y tipos netamente criollos para nosotros desconocidos".

"¿Has visto? ¿Has visto?, decía Lorca. ¡La Habana es una maravilla! Es Cádiz, es Málaga, es Huelva…¡Qué grande es España!".

Aunque hay estudiosos que lo niegan, viajó a Santiago. "Siempre he dicho que yo iría a Santiago en un coche de agua negra. Iré a Santiago".