Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Juanma y la historia virtual

Si en 2018 hubiese tenido que gobernar la lista más votada Juanma Moreno sería hoy un recuerdo en la política andaluza

Si hay alguien que tiene que estar agradecido a que se puedan sumar apoyos y no gobierne de forma automática el cabeza de la lista más votada, ese se llama Juan Manuel Moreno Bonilla y habita en el Palacio de San Telmo. Hace unos años se puso de moda la historia contrafactual o historia virtual. Bajo nombre tan rimbombante se esconde algo que ha existido siempre: lo de preguntarse cómo viviríamos si la historia hubiese ido por otro sitio y no por donde finalmente fue. El ejemplo recurrente era imaginar Europa si Estados Unidos no interviene en la Segunda Guerra Mundial y Hitler se hace con la victoria.

A escala mucho más doméstica cabe imaginar el escenario en las elecciones andaluzas de 2018 con la pretensión de Alberto Núñez Feijóo de dar el Gobierno a la lista más votada vigente. La suma de Partido Popular, Ciudadanos y Vox no habría podido producirse y, por lo tanto, Susana Díaz se hubiera convertido en presidenta de la Junta de Andalucía durante cuatro años más, aunque con muchos problemas para sacar adelante los Presupuestos y cualquier otra ley importante. Juanma Moreno, con el peor resultado del PP en toda la historia de la autonomía, se habría visto obligado a dimitir.

El tan cacareado Gobierno del cambio que formó con Ciudadanos y que contó con el apoyo de Vox en los momentos clave nunca habría visto la luz. Y sin esos tres años largos de gestión política y proyección mediática la mayoría absoluta de junio del año pasado, simplemente, no habría existido. Andalucía se encaminaría hacia el medio siglo de dominio absoluto socialista y del paso de Moreno por la región quedaría solo el recuerdo.

Así, no debe de extrañarle a nadie que el presidente andaluz se haya puesto de perfil ante la propuesta de su líder nacional, hecha con toda solemnidad en la cuna del constitucionalismo español, el Oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz. Aunque pensada en principio para los ayuntamientos no hay ninguna razón para pensar que la medida no tendría aplicación también en autonomías y en el Gobierno de la nación. El escaso entusiasmo demostrado por el presidente andaluz ha sido compartido por otros barones regionales del PP y por una parte de los dirigentes del partido, con lo que la medida se va a quedar en lo que posiblemente fue siempre: una maniobra de distracción para alejar la presión de los posibles pactos con Vox.

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