¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Juanma y el chicle de melón

La derecha, tanto el PP como Vox, tiene serios problemas para comprender el problema medioambiental que sufrimos

EN los hermosos años de la Guerra Fría, a los ecologistas, sus adversarios les llamaban los sandías, porque eran "verdes por fuera y rojos por dentro". Había mucho de injusto en esta apreciación, pero también algo de verdad. El bloque comunista siempre tuvo interés en debilitar la capacidad nuclear de Occidente y, en este asunto, los activistas medioambientales podían suponer unos aliados involuntarios.

Nuestro Juanma Moreno no es evidentemente un sandía, porque rojo no tiene ni el corazón. ¿Cómo calificamos entonces su ecologismo de salón y tuit? Proponemos chicle de melón, porque es verde por fuera y hueco por dentro, y sus aromas son más un producto de laboratorio que de la solana, la lluvia y el estiércol.

De Juanma Moreno nunca olvidaremos que uno de sus actos como presidente de la Junta, cuando algunos ilusos creían que acometería esa revolución que aún está pendiente en Andalucía, fue la de lanzar un globo sonda con el viejo proyecto guadianesco de construir una carretera por Doñana. La cosa no coló, pero lo intentó. Luego vinieron las fotos con buitres (reales y metafóricos) y linces, y su conversión al ecologismo de Coronel Tapioca. Todo muy de postal y titular. Todo marketing político y búsqueda de nichos electorales.

Finalmente, con la regularización de los regadíos ilegales del entorno de una Doñana en vías de desertización, se ha demostrado la verdadera genealogía extractivista y desarrollista del líder del PP andaluz. La izquierda ha olido la sangre y ya se ha lanzado en manada contra el presidente. Se lo ha buscado. La derecha, tanto el PP como Vox, sufre serios problemas para comprender el problema medioambiental que padecemos. No tiene que venir ningún charlatán de la Agenda 2030 ni del cambio climático para explicárnoslo. Sólo hay que dar un paseo por paisajes conocidos en la niñez para ver cómo, 40 años después, se han degradado hasta convertirse en irreconocibles. Conservar es propio de conservadores, deberían aprender algunos derechistas andaluces de una vez.

El caso Doñana sirve también para desenmascarar el andalucismo de Juanma Moreno. Si hay algún territorio mítico en Andalucía es el Coto, la vieja reserva señorial de caza que hoy es una gran mancha salvaje, relativamente a salvo del autodestructivo sapiens. Sin embargo, parece que algunos quieren convertirla en una inmensa Matalascañas.

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