Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

CUANDO visité el gueto judío de Varsovia, me estremecí. La memoria histórica sigue viva en sus calles, casas, sinagogas, cementerios, paneles explicativos… para que nunca se olvide uno de los episodios más crueles y vergonzosos de la humanidad. En 1940 los nazis decidieron encerrar en este gueto a 400.000 judíos, cercándolo para dejarlos morir de hambre y enfermedades. Los que sobrevivieron se sublevaron en 1943, y fueron aniquilados por orden de Himmler, comandante de las SS. También tuve ocasión de visitar el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, cerca de Cracovia, donde se deportaron a 1,1 millones de judíos. Casi todos murieron en las cámaras de gas. Los máximos responsables de este genocidio que no murieron en la guerra o no se suicidaron, fueron juzgados en el Proceso de Núremberg, como advertencia de que los genocidios no pueden quedar impunes.

Por eso indigna más si cabe la masacre que está perpetrando Israel en Gaza. Todos los genocidas justifican sus crímenes. Los dirigentes sionistas aseguran que luchan contra el terrorismo, pero lo cierto es que utilizan armas contra la población civil más letales que las de los supuestos terroristas que dicen perseguir. Parece que la única lección que han sacado del Holocausto es el cómo aniquilar a un pueblo. Israel, con el apoyo de EEUU y la complacencia de los países de occidente, ha convertido a Gaza en el mayor campo de concentración del mundo. En una estrecha franja de 40 km de largo por 10 de ancho se agolpan millón y medio de palestinos, que llevan dos años cercados, sin posibilidad de salir, sin casi comida, agua, combustible ni medicamentos. Una cruel agonía que solo sirve para alentar odios y para vergüenza del llamado mundo civilizado. Tenemos que reaccionar ante esta barbarie, ante el bombardeo de escuelas de la ONU, de camiones de la Cruz Roja, la matanza de familias enteras, el asesinato de niños… Desde nuestra cómoda Europa hay que movilizarse y exigir a nuestros gobernantes que impongan una paz definitiva, con un estado donde los palestinos puedan vivir en paz entre ellos y con sus vecinos. Esperemos ver algún día a Simón Peres, Olmert, Livni y demás genocidas, procesados por el Tribunal Internacional.

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