El asunto no es que esté mal que Amancio Ortega done cientos de millones a la sanidad pública ¿Cómo puede estar mal que alguien comparta su propiedad privada sin que nada le obligue? El asunto, creo yo, es que la sanidad pública no debería necesitar de donaciones graciosas. Se trata, como le he oído a alguien, de que si se considera elogiable la generosidad voluntaria, no se arremeta contra la forzada, que en definitiva se llama impuestos. Se trata de que todos entendamos que la sanidad, como tantos servicios públicos, tiene como única fuente de financiación precisamente la de los impuestos, el arma del Estado más impopular. Se trata de que no se considere la tributación como un robo sino como una contribución de todos al bien de todos. Algo tan sencillo como eso. Una generosidad, si se quiere, no voluntaria pero necesaria, y que además nos hace más solidarios y a la sociedad, mejor.

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