Entiendo que los grandes líderes de izquierdas no lean ni en diagonal mis artículos, pero podían, al menos, leer a sus intelectuales. Krastev y Holmes han escrito La luz que se apaga, un análisis crítico, entre otras cosas, sobre (o contra) las nuevas derechas europeas. No cae en insultos tópicos (ni "fascistas" les llama), sino que hace un estudio en serio.

El rechazo a la inmigración, que tanto voto popular moviliza, no tiene demasiado fundamento fáctico, según ellos, sino que esconde un miedo real a la decadencia demográfica y a la despoblación. Yo, humildemente, creo que una cosa no quita la otra; sin embargo, si Krastev y Holmes están en lo cierto, la izquierda tendría una oportunidad de oro. ¿La inmigración, el envejecimiento y la despoblación, más la crisis económica, hacen inevitable el auge de las nuevas derechas? Entonces, si quitas esos factores, sería como dejar sin oxígeno un fuego: se apagaría solo y dulcemente. ¡La de insultos, soponcios, alarmas antifascistas y grandilocuentes gesticulaciones que se ahorrarían!

Encima el método es sencillo, si consiguen superar su alergia a la Edad Media. Bastaría con reinstaurar el sistema de los viejos reinos para repoblar la España reconquistada. Las zonas de frontera habían sido tierra de nadie, así que urgía crear asentamientos, ya asegurado el avance. Para eso utilizaron los fueros, que concedían privilegios a los que se instalaran allí.

Imaginemos ahora que en la España vacía se crean neo fueros para zonas exentas de impuestos, paraísos fiscales como Gibraltar, pero en Soria o en Guadalajara. Muchas empresas se descubrirían una repentina vocación bucólica. El éxito sería seguro añadiendo una excelente conexión de Internet, medios de comunicación públicos, servicios sanitarios a la mano, cheque escolar para propiciar una educación liberada y atractiva, e incluso un testimonial reparto de tierras, aunque el trabajo sería sobre todo a distancia. Imaginémoslo. Los fueros serán lo medievales que se quiera, pero su virtualidad para solucionar uno de los grandísimos problemas postmodernos de las sociedades occidentales sería inmediata. Como entre los potenciales aforados abundaría la gente joven, dinámica y aventurada, el crecimiento demográfico vendría de suyo, por la naturaleza de las cosas. (Claro que al Estado quizá le interese más recaudar que solucionar esos problemas que tanto proclama que le preocupan.)