Estivaladas

EL conocido gañotero y afamado presentador televisivo, Hiquercasillas López-Tuketall, acaba de publicar un libro donde compila algunos de los más notables festejos veraniegos españoles.

El volumen, titulado "El estío de lo más sandio", establece dos tipos de fiestas: las celebraciones de ámbito generalizado y las paparruchadas de nuevo cuño. López-Tuketall incluye entre las primeras las diversas competiciones de chiringuiteros sobre barra fija, que se desarrollan a lo largo de litoral patrio. Pondera mucho, no obstante, los afamados Colocones de Savin de las Altas Torres, al considerarlos precursores de este género.

Dentro de las paparruchadas de nuevo cuño, Hiquercasillas señala una variante de las antaño popularísimas "tiradas de forasteros al pilón". Las neo-paparruchadas -como las denomina el autor- surgen tras la vulgarización del televisor como electrodoméstico de masas.

Así, son numerosos los pueblos donde los mozos ingenian todo tipo de chorradas, con la exclusiva finalidad de cachondearse de los reporteros televisivos enviados a cubrirlas. Las tomatinas, las batallas de vino, los combates con plastas de vacuno y los engüarramientos de notas, se encuadrarían en tales divertimentos.

Las diferentes cadenas de televisión siguen picando y, curiosamente, envían a sus reporteros más tontos a estos lares, a fin de que les breen, emplumen, embarren, enharinen, chamusquen e incluso les castren, si fuera menester, para mayor gloria del festejo y regocijo de autóctonos. Hiquercasillas encuadra además en este género los festivales jevimetal y punk-katapunk-chimpunk, con horario desde medianoche al alba, organizados por alcaldes ansiosos de captar el voto juvenil tararí-queteví.

El festival "NocheSenblancO" de Gusana de la Frontera destaca entre los de este género, hasta el punto inspirar al propio López-Tuketall, residente en esa hermosa localidad, el poema titulado "La rufa que alumbró al Burgomaestre".