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Esmorzaret

Cuando la gente termina el Esmorzaret vuelve al trabajo dispuesto a construir la muralla china de una sola peoná

Cada día me gusta más un bocadillo. Debe ser el efecto rebote de la edad. Conforme uno se va acercando a la senectud más tiende a retomar costumbres de la juventud, y aquella filosofía de "más comida por menos dinero", que era mi grito de guerra cuando mi vida oscilaba entre la banda de los 14 y los 16 años, vuelve ahora con fuerza.

Este gusto por meter las cosas entre dos rodajas de pan me ha llevado a conocer a Esmorzaret. Lo mio por él es un amor platónico. Nunca lo he disfrutado, pero tan solo de verlo en fotos estoy loco por meterle mano… panariamente hablando. El Esmorzaret es una costumbre valenciana que consiste en irse a un bar entre las 10 y las 12 de la mañana y jamarse un bocadillo de tamaño barra de a cuarto rellena de cosas que llevarían a la expulsión inmediata como usuario del Delgacentro.

Si tienes la suerte de conocer los bocadillos del Sancho Panza de San Fernando, esto del Esmorzaret es bastante parecido. Recuerdo que cuando un día conocí el bocadillo de carne en salsa de este establecimiento volví a creer en Dios… hecho más que hombre, bocadillo.

Esto es bastante parecido ya que los rellenos son bastante contundentes y ninguno, evidentemente, lleva ni aguacate, ni canónigos, ni aparece ningún pan con semillas de amapola. Hay bisteles vuelta y vuelta, algunos con el agravante de ir empanados, magretas, huevos fritos, con sus papas incluso dentro del pan o sobrasada de esa en estado semisólido.

Ahora que está de moda esto de traer hasta aquí desayunos del mundo, a cual de ellos más litri, mi deseo sería que algún hostelero se atreviera a traer a Cádiz el Esmorzaret, porque estoy seguro de que seríamos muchos los que nos haríamos devotos.

El bocadillo lleva incluso guarnición y lo suyo es acompañarlo con altramuces, avellanas, aceitunas o encurtidos. Para finalizar otro toque sublime: el 'cremaet', un pelotazo de café con ron y alguna cosita más. Evidentemente cuando la gente termina el Esmorzaret vuelve al trabajo dispuesto a construir la muralla china de una sola peoná.

Ya estoy soñando con la adaptación del Esmorzaret a Cádiz utilizando como pan acurrucante una buena telera de Alcalá de los Gazules o un buen manolete. Dentro, una ristra de lomo en manteca de Vejer, 17 lonchas de queso payoyo de Villaluenga y cuarto y octavo de pimientos verdes de la huerta de Chipiona.

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