Tribuna libre

ANToNIO ALBA / Diputado Provincial / De Izquierda Unida

Enhorabuena, almadraberos de cádiz

La almadraba no es sólo un arte de pesca. Es también la forma de vida de diferentes pueblos de la provincia de Cádiz y el sustento para las muchas familias que viven de ella, por lo que es una importante fuente de empleo para nuestra necesitada tierra. Su importancia social es excepcional y determina la identidad cultural, histórica y patrimonial de este trocito de Andalucía. Para la gente que vive de ella, la almadraba es su vida, la mar es su vida.

Para entender algo de esto, como dijo Guillermo Abril, hay que subirse a un barco y abandonar el puerto a eso de las seis de la mañana. En su cubierta distinguiremos a una tripulación de hombres, sombras brumosas bajo la luz anaranjada del muelle, a las que se va comiendo la negrura a medida que la embarcación se aleja. Veremos cómo arrastra dos pequeños cascarones de madera sin motor tras de sí, desplegando una estela como un abanico. Son los primeros en zarpar. Poco después lo sigue la "testa", así llaman a otra barcaza con grúas en la cubierta donde un grupo de pescadores somnolientos esperarán el alba apoyados en la baranda. Veremos cómo el patrón fija el rumbo y al dejar atrás la bocana nos golpeará una brisa fría de principios de mayo.

Los pistones ronronearán bajo las suelas y la testa avanzará de unas aguas de bronce en busca de ese instante al que llaman 'el reparo', una tregua entre el ascenso y el descenso del mar, cuya calma permite faenar evitando las corrientes del Estrecho.

Una almadraba abarca tanto como se extienden sus dos raberas. Una de las extremidades se estira hacia la costa de Conil, Barbate, Zahara o Tarifa; la otra, la 'rabera de fuera', se despliega tirando hacia mar adentro. Son, digamos, los brazos de la trampa; calados de tal forma que aprovechan la inercia de los atunes para guiarlos hasta el copo.

El ingenio de la almadraba no altera los caminos y corredores naturales de la especie, ni modifica sus costumbres y sus ciclos vitales. No ha cambiado desde muchos siglos atrás. (Tanto es así que los 'reciarios', que se defendían con red y tridente en la arena, fueron uno de los tipos de gladiadores más populares y se estima que los primeros de esta modalidad, allá por el siglo I a.C., eran almadraberos de la casta gaditana). Y se sirve de la meteorología, las manos y astucia del ser humano marinero y pescador y la buena fortuna. Nada más.

Todas estas razones se resumen en una rotunda conclusión: la absoluta sostenibilidad del arte de pesca de la almadraba.

Pero este arte de pesca tradicional, artesanal y manual viene atravesando muchas dificultades y trabas desde distintos frentes: el Plan de Gestión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico no estuvo nada ágil, y el control administrativo resultó inoperante e imposible, por lo que la labor e intervención europea e internacional de esa pesquería fue absolutamente ineficaz. De hecho, tan solo en una década de desarrollo descontrolado, la gran industria de pesca de cerco consiguió lo que no hizo la almadraba en 30 siglos: poner en peligro la especie.

A nadie puede escapar la lucha que han llevado los almadraberos, pidiendo solo poder continuar con su trabajo "heredado de padres y abuelos". Por eso, ahora que de nuevo la mar se ha poblado de atunes, debemos hacer un frente común para reclamar al Gobierno y a la Unión Europea financiación para las almadrabas como 'observatorio científico', un aumento de las cuotas de capturas que las almadrabas de la provincia han ido perdiendo, y que se haga un justo reparto del Fondo de Maniobra.

Hoy, en este día en el que la Diputación de Cádiz celebra el Día de la Provincia, es una buena oportunidad para hacernos eco de las reivindicaciones del sector y, al mismo tiempo, testimoniar el reconocimiento de esta Institución Provincial al sector almadrabero distinguiéndolo con la medalla de la provincia, ya que ser almadrabero conlleva seguir manteniendo vivo ese arte de pesca milenario que forma parte inseparable de la historia de la provincia de Cádiz.

Para finalizar permítanme que refiera lo que un día escribió el que fue y es poeta, comunista y gaditano universal, Rafael Alberti, en su

Canción de los Pescadores Pobres de Cádiz.

Hijos de la mar de Cádiz

nuestras casas son las olas

somos los pobres del mar

de ayer y ahora.

Creímos en las sirenas

que cantan entre las olas

sus cantos nada nos dieron

ni ayer, ni ahora.

Cádiz nos mirará un día

dueños del mar, en las olas

Cádiz, que será más Cádiz

que ayer y ahora.

Somos los mismos que el viento

nos tiró en las mismas olas

los hijos pobres del mar

de ayer y ahora.

Cádiz nos vio desde Cádiz

viviendo sobre las olas

ir pobres y volver pobres

ayer y ahora.

Cádiz nos mirará un día

dueños del mar en las olas

Cádiz, que será más Cádiz

que ayer y ahora.

Enhorabuena y muchas felicidades, almadraberos de Cádiz.

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