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Empezar por Cádiz

No llamemos susanismo al susanismo pero esto es como lo de los gallegos y las meigas, haberlas haylas

María Jesús Castro, la senadora socialista de San Fernando, ha hablado. Nadie duda que no lo hace ella por ella misma sino que ha sido elegida para tirar la piedra al estanque en cuyas aguas quietas conocimos que Irene García se apartaba de la "pelea", por la paz del convento, despidiéndose en su momento de la Diputación Provincial. Es que en el mismo acto, o sea, la misma página de nuestro Diario, la senadora le manda un recado a Ruiz Boix, aspirante a nuevo secretario general, pidiendo que dé un paso al lado para que alguien que no esté "contaminado" por la pelea, alguien que goce del más amplio consenso del socialismo gaditano, sea el que asuma la nueva responsabilidad. Esto es, una provincia sin Irene García y si Ruiz Boix, porque pelearon la candidatura para el Congreso del PSOE, y sin ninguno de los suyos, de ella y de él; alguien con una túnica blanca que llegue a la secretaría provincial para conducir al PSOE al triunfo en esta provincia adversa, en esta provincia de grandes ciudades esquivas. El esquema teórico -de Teoría del Poder- es impecable. Los heridos y mutilados, al hospital a curarse. Otros sean quienes cojan la bandera para llevar al triunfo al partido en la provincia y en Andalucía. Porque se lucha contra los adversarios guión compañeros para luego enfrentarse a los contrarios. Es como empezar por Cádiz, donde la socialdemocracia no gobierna desde los tiempos de Carlos Díaz, que muchos jóvenes ya puede que ni conozcan, mucho menos las circunstancias que promovieron su salida y las consecuencias políticas de desafección de la ciudadanía que lograron para las urnas del PSOE en la capital. Kichi no se presenta (me aseguran), hay más espacio para alcanzar los sueños. Porque el PP no lo tiene claro, al parecer. La lista electoral, el candidato o la candidata. ¿Y eso sólo se puede hacer con un partido unido en torno a un líder no contaminado? Es lo que argumenta la senadora Castro Mateos para, desde el minuto uno, intentar hacer lo que saben hacer mejor que nadie, sentarse a negociar en una mesa de camilla en donde se imponen directrices que los otros saben que deberán aceptar sí o sí por las razones que cada uno sabe de orden laboral guión económico. No llamemos susanismo al susanismo pero esto es como lo de los gallegos y las meigas, haberlas haylas. Y puede que cambien el nombre si aparece el líder completamente contaminado que levanta esa bandera. Porque el PSOE es siempre el mismo, nulla pax perpetua pero se llega al acuerdo que viene de arriba. Esto va a empezar por Cádiz, seguro.

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