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José / Pettenghi

Cuarto y mitad

UN cuarto, para ser exacto el 28% de lo presupuestado por el Gobierno para esta provincia, se lo va a chupar la obra del segundo puente. Un exceso a mi juicio, pues por un lado puede generar agravios con otras comarcas gaditanas también necesitadas de obras públicas; y por otro, la focalización del gasto en esa obra va en detrimento de otras actuaciones sobre el transporte de la Bahía más beneficiosas, más sostenibles y más económicas.

No discutiré su utilidad, si bien hay urbanistas y arquitectos que opinan que el puente apenas servirá para meter más coches en una ciudad ya saturada y que perderá, tal vez para siempre, un futuro más humano, peatonal y comercial. Lo cierto es que se ha exagerado el papel atribuido al segundo puente en un discurso megalómano de nuevo rico, orientado a la euforia de inaugurar, con su glamour, sus fotos, sus invitados VIP, sus croqueteos y sus declaraciones chupiguais.

Y mitad. La mitad del rescate bancario se destinará a tapar el agujero de Bankia. La idea, supongo, es que Bankia y sus compadres bancarios sigan con su filantrópica labor de cobrar comisiones abusivas, vender productos averiados o para que sus directivos metan la mano y se larguen con indemnizaciones que ofenden a la dignidad.

Aquí, en esta ciudad envejecida y desalentada, donde la crisis muerde con más saña a los 16.700 parados y a una juventud al borde de la derrota moral, sabemos algo de egos superlativos, de patologías relacionadas con el poder, de politiquerías de la política politiquera, de la chulería en el uso público del dinero para el premio o el castigo ideológico, del doble lenguaje. Y de la anestesia de los agentes sociales, oportunistas y arrodillados, que sólo esperan la dádiva cutre que cae de la mesa del poder.

Porque lo que está pasando no es un desastre natural sin culpables. Si lo fuera -es el discurso oficial- habría que resignarse, apechugar y aceptar los sacrificios. Pero no, es una estafa, con sus estafadores y sus estafados, a los que encima se culpabiliza. Aquel "¡Que se jodan!" iba por nosotros.

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