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Cojines

¿Te imaginas que cuando te despertaras apareciera un robot con un café y despuésse pusiera a hacer la cama?

Están de moda los cojines. Son tendencia y hasta mi prima Carmeluchi, que no vive en un cuarto pero lo parece, hace el bailecito del cojin en su tiktok que tiene más público que el besamanos del Medinaceli.

Yo no soy de cojines, lo confieso aquí públicamente, y particularmente me pone especialmente malo lo de poner un montón de cojines encima de la cama, sobre todo si se ponen en lo que se conoce con el nombre de cama de matrimonio, un término que me extraña que hasta ahora no haya generado uno de esos debates que tenemos ahora por todas estas cuestiones de nombrar.

No entiendo por qué la inteligencia artificial no trabaja aún en la puesta en marcha de robots que hagan la cama. Para deshacerla ya estoy yo y la verdad es que le pongo más arte que El Selu en un popurrí. Pero he preguntado hasta en Amazon y nada, el algoritmo se pone del tirón a decirme not found cuando le pongo 'comprar robot hacedor de camas'.

¿Tú te imaginas lo que sería que cuando te levantas a las siete de la mañana apareciera un robot por la puerta del dormitorio con un café cortao echando humo y que tras desearte los buenos días se pusiera a hacer la cama? A mí me parece que eso está mejor que los drones esos que han inventado para hacer el reparto del supermercado, a donde va a parar.

Si ese robot, que se podía llamar por ejemplo Edredonio, pusiera los cojines y le diera los dos golpecitos que hay que darles para que se pongan perfectos, yo creería en la robótica.

Hasta entonces seguiré quejándome en cualquier foro que me encuentre de eso de poner y quitar cojines en camas y sofases. Imagínate el momento. Once y treinta y tres minutos de la noche. Tú más hecho polvo que un gallego al que ese día le ha salío lacio el pescao frito y te tienes que poner a quitar cojines de la cama, lo meno 23, e ir poniéndolos en una sillita que hay para ello. Cuando vas por el 17 y estás emulando a un peón de obra descargando camiones, la torre de cojines se cae y vuelta a empezar… Vamos, que me acuesto en el suelo y a tomar cojines.

O, peor aún, imagínate una noche de desenfreno. La has llevado a comer a El Faro y del postre te encargas tú. La cosa está más caliente que un puchero acabaíto de apartar y cuando llegas al dormitorio te tienes que poner a quitar cojines... Aquello se enfría más que el escaparate de Los Italianos. Definitivamente, no a los cojines. Únete a la campaña con el hastag #Estoyhastalosmismoscojines.

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