"Ajá & Ojú"

carmen Oteo

Asesinadito

PEDRO Sánchez es un cadáver exquisito para la militancia que aún puede resucitar al tercer día según convoquen las primarias. Votado, no impuesto, padeció bajo el poder de los barones de su partido. Su negativa a Rajoy no tendrá fin. ¿No había un veneno más sutil, una forma de asesinar más discreta que no lo convirtiera en mártir?, Pedro Sánchez es el líder asesinadito que puede aparecer en cualquier momento para decirnos que no es no, que no está muerto y obligar a Susana Díaz a quitarse el luto fingido de viuda alegre. Rajoy lo tiene más fácil, le basta con hacerse el muerto en medio de la batalla, que lo borda.

De la transición al esperpento. Bueno no, del bipartidismo al populismo. Bueno no, de la democracia representativa a la continua consulta a la militancia y a los votantes para no hacerles caso. Bueno no, de la mayoría absoluta a la ingobernabilidad. Bueno no, de la crisis económica a la institucional. Bueno no, de los hombres de Estado a los hombres de las bases que nunca ganarán las elecciones. Bueno no, de Aznar y González a Rajoy y Sánchez. Bueno no, del gobierno a la irresponsabilidad. Bueno, me callo que estoy muy dudosa y no sé poner títulos ni explicar lo que pasa.

Falta Fouché, aquel hombre tan sobrado de talento como falto de escrúpulos. Gran estratega, sabía cómo mover los hilos eludiendo toda responsabilidad porque era perfecto conocedor de que el verdadero poder está siempre oculto. Hombre ambicioso pero carente de vanidad, pues no necesitaba figurar. Tuvo la habilidad de estar siempre con el vencedor, nunca con el vencido. No tomaba una decisión hasta saber de qué lado estaba la victoria. Así, fue ministro en el Directorio, en el Consulado con Napoleón, en el Imperio con Napoleón y en el reinado con Luis XVIII. Previamente estuvo con los girondinos y luego con los jacobinos. Su final político se precipitó al ser acusado de instigar la muerte en la guillotina de Luis XVI, hermano del rey que le nombró ministro. Supo mejor que nadie que el verdadero poder es un ejercicio de cinismo.

Los partidos han de decidir si quieren ganar las elecciones o ser democráticos con todas sus consecuencias. Por eso hay bandos, bandas e instigadores en la sombra. Como decía Fouché, el verdadero poder siempre está oculto. Intuyo que oculta y parcial será la abstención del partido socialista a la investidura de Rajoy que seguirá haciéndose el muerto, le sienta tan bien.

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