¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Acentos andaluces

Una de las pruebas del algodón que no fallan para descubrir a los necios es su predisposición a denigrar los acentos andaluces

RECUERDO a una majadera que trabajaba en el servicio de prensa y protocolo de la Casa Real en los tiempos de Juan Carlos I. Era una rubia de bote de mediana edad, que hablaba y vestía con evidente afectación, como sólo los cursis capitalinos y sus imitadores "de provincias" consiguen hacer. Le hice una pregunta sobre cómo iba a desarrollarse el acto que estaba cubriendo en el Alcázar de Sevilla, una mini cumbre hispano-árabe en los tiempos en que la amistad del Emérito con la morisma era considerada como toda una ventaja diplomática para España, no un venero de sospechas. La señora se permitió la licencia de imitar con retintín mi regio seseo canarioandaluz. Sólo mi educación heteropatriarcal y la conciencia de que estaba allí representando a este periódico impidió que le contestase con la contundencia verbal que merecía la señorona. La Casa Real nunca debería tener en su plantilla un personaje que se permite parodiar en hora de servicio el habla de la tierra de las dos Marías de las Mercedes, la que protagonizó una de las coplas más hermosas de la Restauración -¿Dónde vas Alfonso XII?, obviamente- y la madre de Juan Carlos I, que aunque nacida en Madrid fue andaluza de vocación.

No somos muy de tirar de victimismo andaluz. Más bien nos repatea. Pero es evidente que cada cierto tiempo tenemos que aguantar a algún babieca ridiculizar el inexistente acento andaluz. Y decimos inexistente porque cualquier persona con un mínimo de cultura sabe que Andalucía es una región pluriacentual -perdón por el palabro-, tanto que el poeta Vicente Tortajada, hombre de fino oído, presumía de distinguir el acento de la sevillana calle Relator.

Una de las pruebas del algodón que no fallan para descubrir a fatuos y necios es su predisposición para denigrar la musicalidad de las hablas de Andalucía. El último caso es el de una tal Paula Gonu, uno de esos falsos ídolos de internet que tiene la vida de una luciérnaga, por lo que no hay que darle mayor importancia. Pero otras veces los rebuznos se han llegado a escuchar en el Congreso de los Diputados. Frente a eso sólo queda el seguir con nuestros españolísimos seseos y ceceos con naturalidad y sin poses impostadas. También con la magnífica labor de investigación rigurosa y divulgación de profesores como Lola Pons o Antonio Narbona. Un buen ejemplo fue la jornada El español de Cádiz de ayer a hoy, que se celebró el miércoles gracias a la colaboración de la Junta y el Grupo Joly. ¿Autobombo? Puede, pero del bueno.

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