Son tres las iglesias que dan a las vías del trenvía de la calle Real: Iglesia Mayor, Iglesia de San Francisco e Iglesia del Carmen. ¿Cuántas procesiones salen de estos templos al año? Los colegios de La Salle, Sigler/Calderón, Compañía de María y el Liceo del Sagrado Corazón (¿4.000 alumnos, más?), abren sus puertas por ahí. Siempre se ha dicho que La Isla había dado la espalda al mar pero desde luego no a la calle Real. Es más, toda la actividad se proyectó en la historia mirando esa arteria principal, como gustaba decir al inolvidable Fernando Miranda. Para aceras anchas, magníficas terrazas/escaparates. El paseo ocioso de las tardes de estío y las mañanas de todas las estaciones ha llenado desde hace dos siglos el antiguo Camino Real. Entre la Albina del Puente y la esquina de Borrego, tres plazas/alamedas con sus árboles y sus bancos, y los espacios de esparcimiento infantil vigilado. Pues bien, los cerebros que programaron el paso de los gigantes trenvías por la calle Real no tuvieron muy en cuenta, al parecer, estos detalles nimios… Operaron un abdomen y se dejaron las tijeras dentro. La simple radiografía dibujó la silueta blanca del instrumento quirúrgico junto al hígado. ¿Hay que abrir inmediatamente para extraer ese objeto extraño al organismo que puede arrebatarle la vida al enfermo? En el caso hospitalario no me queda duda pero en este disparate infinito que es el trenvía por la calle Real ya me guardo. Es que la Junta de Andalucía, gobernada por el PP, ha puesto los puntos sobre las íes, como que se ha plantado. En primer lugar porque siempre se opuso a esta incalificable actuación fraudulenta y, además, porque tiene razón en lo que dice. Los trenes y los tranvías son prioritarios, tienen prevalencia sobre lo demás. Por donde pasa el tren hay barreras, que así se dice. Automáticamente, antes de llegar el tren, se bajan. Y cuando ha pasado se suben. Junto a la churrería de la antigua estación hubo barreras, y en la otra orilla de San Carlos. Venía el tren, pues desde mucho antes todos detenidos. Y eso han traído estos genios de la política municipal y del urbanismo y la movilidad de las ciudades a la Isla. Algunos no están y otros están medio camuflados, pero lo que hicieron, hecho está. Es una herencia que ha recibido Patricia Cavada que no sé muy bien cómo va a solucionarla. Un pueblo tardo, como el nuestro, se lo encuentra a pocos días del corte de la cinta, qué corte. Y el murmullo no para de crecer, de subir las escaleras del Palacio hasta el despacho de la Alcaldesa. Salga lo que salga, será un mamarracho. El calendario anual de paradas del tranvía en el puente de Zuazo y el polígono Janer será el recuerdo inolvidable de esto que han perpetrado.

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