Con eso del aniversario de la comparsa de El Puerto y de la revisión de la invención de Paco Alba, cosa que estamos padeciendo hoy, se me viene a la cabeza que nadie ha clasificado a esa agrupación, digna de un documental de esos que ponen después de comer en la tele, que salen los leones o los cocodrilos comiéndose a un bambi. Pues eso, para echarlas a los leones.

En realidad una comparsa, es una chirigota fina, al menos cuando la inventó el de la boina. Y que nadie se enfade porque un birrete doctoral no llevaba el hombre.

Lo malo es que conociendo el paño, si eso es lo fino, como será lo basto. En realidad las comparsas son todas iguales y hoy ya no son finas, son cursis. Lo que cambia es el pasodoble.

Yo detesto el pasodoble ideológico, escrito por esos comparsista de pasmina que se creen que Cádiz les queda chico y que marcan el deber ser ético, político y económico. Cantando eso puede uno terminar hasta de alcalde.

Típico es el pasodoble funerario, por otros autores llamados pasodoble obituario o de tanatorio. Es el que plañen las comparsas tristes.

Otra especie es el pasodoble enigmático, que nadie entiende. Suele venir acompañado de un tipo alegórico o de fantasía. También es conocido como pasodoble sudoku porque si el llamado poeta las pasó canutas para escribirlo, los comparsistas sudaron sangre para aprendérselo.

Por eso no me extraña que le pidan a un autor que cante un estribillo y ni se acuerda.

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