Noches de paz

15 de diciembre 2025 - 06:00

Es muy posible que los primeros que empezaron a tirar cohetes y estallar petardos en navidades fueran los mismo que entonaran poco antes o después, o quien sabe si al mismo tiempo, el 'Noche de paz, noche de amor', sin caer en la cuenta de la flagrante contradicción entre sus cantos y sus hechos. No sabemos muy bien cómo fue, pero un día la gente empezó a celebrar las fiestas con pequeñas explosiones, supuestamente controladas aunque causan más de un disgusto en daños personales. Sí, hubo un tiempo, y aún hoy quedan rastros, en el que era muy común ver a padres y madres supuestamente cuidadores, acompañar a sus hijos de todas las edades en paseos ruidosos al atardecer, arrojando esas diminutas bombas cual terroristas en ciernes en sesiones de aprendizaje.

Quizá todo responde a la cada vez más común creencia de que una diversión no es tal si no es escandalosa, que la sanadora risa es falsa si no es risotada, y que el saludo es más sincero si se acompaña con un grito inarticulado. Lo de la letra del villancico más universal antes de Mariah Carey, invitando a celebrar con alegre silencio el nacimiento de un niño que prometía un nuevo reino mundial de la concordia, es verdad que no pasó nunca de ser un buen deseo, pero lo de los petardos me parece una venganza demasiado burda por el fracaso, un milenio tras otro, de esa promesa.

Así que no puedo más que celebrar con satisfacción el bando dictado por la alcaldesa, al igual que en años anteriores, prohibiendo esa práctica molesta en las calles de San Fernando para estos días y conminando al olvido de la misma como una costumbre a la que yo personalmente nunca le he visto la gracia. Podría tener una justificación cuando se hace en festejos colectivos y con control de las autoridades, como es el caso del lanzamiento de fuegos artificiales para marcar el cierre de la Feria, pero también ahí acertó el Ayuntamiento al eliminarlo y constatar, de paso, que no pasaba nada.

Las personas con sensibilidades especiales, los sufridos animales y sus solidarios amos lanzarán al fuego cohetes mentales para festejar la prohibición. Que el término “explosiones de felicidad” es una metáfora, hombre.

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