Las tres crisis que ya hemos padecido en este siglo demuestran que hay dos formas de salir, por la derecha o por la izquierda. La crisis financiera e inmobiliaria que sufrimos en 2008 es la única que puede achacarse a méritos propios, por el fomento irresponsable de la burbuja inmobiliaria por parte de gobiernos de todo signo. La respuesta fueron los recortes sociales, que comenzó Zapatero y agravó Rajoy, y, sobre todo, salvar de la quiebra a las entidades financieras con dinero público. El resultado fue pavoroso, miles de empresas en la quiebra, récord de parados y cientos de miles de desahucios.
Mientras que en esa crisis Zapatero y Rajoy mandaron a 4 millones de trabajadores a la calle, en estas dos últimas -la de la pandemia y la de la guerra de Ucrania-, se está saliendo con más empleo, algo insólito para los paradigmas capitalistas.
Con Rajoy teníamos 17,1 millones de personas empleadas, llegando al récord de 4,8 millones de parados; un 90% de los nuevos contratos eran temporales, gracias a la reforma laboral de la señora Báñez, actual directiva de la CEOE. Hemos entrado en 2023 con 20.310.799 personas trabajando, récord histórico, y 2.837.653 parados, la cifra más baja desde 2007. Con la nueva reforma laboral se han multiplicado por diez los contratos fijos.
Frente a los 60.000 millones de euros que Rajoy regaló a las entidades financieras, el actual gobierno ha destinado 29.000 millones a financiar los ERTEs, evitando que 3,6 millones de trabajadores vayan al paro. También se han ampliado las becas escolares, financiado a autónomos, bonos sociales… todo con el dinero de nuestros impuestos. Yo estoy muy satisfecho de pagar impuestos para salvar empleos y mejorar la vida de los más necesitados.
Las políticas de izquierda han desbaratado muchos dogmas neoliberales. Con la subida del salario mínimo se ha creado más empleo, y se pueden intervenir los mercados para impedir los abusos de los poderes financieros que los controlan.
Un gobierno comunista-podemita-independestista-boliviariano ha resultado ser mucho más solvente contra una crisis que los patriotas de himno, bandera y ¡viva España!, que sólo legislaron para que unos se hicieran más ricos a costa del resto de la población.
Que cada cual decida qué modelo prefiere.
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