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Puente de Ureña

Mano izquierda

Pero la fe es ciega, como el amor, y el que crea puede seguir creyendo. Es su vida espiritual

El día de Santiago, con sus grandes mareas escoradas, me acordé de, cuando niño, empezaba pescar en Cañorrera. Pero, la memoria, ese pequeño paquete de chucherías, me hizo recordar la historia de una mano, de no sé quién. En teoría, la peregrinación a Santiago de Compostela de la Emperatriz Matilde, en el siglo XII, donde dejó tan grato recuerdo entre el clero y los prelados compostelanos, que decidieron regalarle la mano izquierda del Apóstol de Cristo. Al tornar a Inglaterra la mano acabó en la abadía de Reading. Convertida, gracias a ella, en el centro de culto santiaguista en Inglaterra.

Enrique VIII, amigo íntimo del abad, cuando se erigió en cabeza de la Iglesia Católica, lo mandó matar y saqueó la abadía junto con otras 400 y otros centros de culto. La abadía de Reading según los comisarios reales que la saquearon poseía, como reliquias, además de la mano de Santiago, dos lignum crucis, el cráneo de San Felipe, un hueso de la Magdalena, otra mano de san Anastasio, una zapatilla de Cristo, un mechón de pelo de la Virgen María, un pedazo de la roca que rompió Moisés, una túnica de Santo Tomás de Canterbury, y una colección de dedos de mártires menores ejecutados por los romanos… La abadía, destruida, es hoy un jardín, unas dependencias que se adaptaron para cárcel, y una humilde iglesia dedicada al apóstol Santiago. Cuando se excavaba para construir la cárcel un obrero halló un cofre con una mano embalsamada, que trasladada al museo local, dictaminaron que era de la reina Adelisa, segunda mujer de Enrique I. Mas surgió la polémica con los expertos que opinaron que era mano de hombre. Unos dijeron que era la mano de Santiago y otros de San Anastasio. Pero se probó que la mano de Anastasio había sido incinerada en un auto de fe. En 1856 el jesuita John Morris, la compró y se la llevó a su templo. La pobre mano izquierda, con el padre Morris que se puso en contacto con el arzobispo de Santiago, don Miguel Paya y Rico, accedió después de múltiples peripecias, a la apertura del sepulcro de Santiago a ver si le faltaba la mano izquierda.

En 1879 en presencia del padre Morris y del arzobispo Paya se descubrió detrás del altar mayor y delante de otro altar un sepulcro cuya cubierta adornaba una cruz. Abierta se hallaron 78 huesos y 276 fragmentos correspondientes a tres esqueletos de sexo masculino, que tras la opinión de arqueólogos, historiadores, médicos y anatomistas, el arzobispo decretó que eran los cuerpos de Santiago, Atanasio y Teodoro. Y se comprobó que al presunto cuerpo de Santiago, le faltaba la mano izquierda. Pero los huesos totalmente descarnados del apóstol no coincidían con la mano de Morris, que aparecía momificada. Otra polémica añadida pues, agrandada porque no constaba documentalmente la donación de los restos a la emperatriz Matilde. Ante la falta de documentos no pudo ser trasladada a Westminster, quedando depositada en la casa rectoral del párroco. Tenemos pues la mano pseudo anónima, y el sepulcro de la catedral Compostelana con bula de excomunión papal contra quien lo abra para investigarlo. (Carbono 14 etc.) La famosa teoría de la decapitación del Apóstol por Herodes, nieto del otro Herodes, y su traslado a Galicia en una barca de piedra sin velas ni timón. ¿? . Y la presuntez del hereje Prisciliano, enterrado en esa tumba. Pero la fe es ciega, como el amor, y el que crea puede seguir creyendo. Es su vida espiritual.

Esto pensaba yo ante la marea que llenaba los caños y salinas abandonadas, con la rutilancia del mar, bello y verde, recordando mi niñez, la pesca y la vida.

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