Análisis

aNA SOFÍA PÉREZ- BUSTAMANTE

A Las Libreras (Gracias)

El 12 de enero recibimos por email la "Carta de despedida" de Las Libreras. Decir conmoción es poco: el asunto se escucha en los corrillos de toda la ciudad, no sólo del barrio de La Laguna. Arden los teléfonos y redes de Lola, María José, Auxi, Pati y Susi Raposo. Hace diez años echaba a andar la empresa que nació como una fábula moral: cinco hermanas se reúnen en Navidad, se preguntan qué han hecho con su vida y deciden, con la herencia de sus padres, montar una librería con la que promover la vida cultural de su ciudad. Apenas habían pasado dos años del crack de 2008 y ya estábamos en la era "millennial", pero ellas apostaron por una empresa que es vocación y resiliencia. Ahora que vamos a cumplir un año de pandemia, los números se imponen y el negocio es inviable. Entre tantísimos mensajes de pésame, qué se le dice a una amiga que entierra un sueño. Esto es exactamente un duelo: se va a la librería, se expresa el pesar y todo el cariño del mundo (aunque no podamos ni abrazarnos) y acaso se compra un último alijo de libros más que nada por amor. Como quien atesora una reliquia. Recuerdo que ha sido María José quien me dio a conocer el álbum gráfico, esa suma poética de palabra e imagen, y que a ella le debemos mis hijos y yo el placer de El hilo de la vida, de Casualidad, de La palabra que se fue de vacaciones... Es fácil sentir y decir GRACIAS, gracias de corazón por haber iluminado mi tiempo. Y es duro decirle a una mujer hecha y derecha: "Amiga, esto es lo que hay: invéntate de nuevo". (Sí, pero cómo). Me viene a la cabeza un poema de César Vallejo que es como una oración: "Al fin de la batalla,/ y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre/ y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»/ Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. / Se le acercaron dos y repitiéronle:/ «¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»/ Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo./ (…)/ Entonces todos los hombres de la tierra/ le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;/ incorporóse lentamente,/ abrazó al primer hombre; echóse a andar...". Igual que los lectores creen en la palabra, los amigos creen en la amistad y esperan el milagro.

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