El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

Emergencia climática

Desde los años 70 del siglo pasado científicos y ecologistas están advirtiendo del grave peligro que supone la emisión a la atmósfera de millones de toneladas de gases de efecto invernadero. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) vienen emitiendo informes rigurosos, a cada cual más alarmante, sobre la inminencia y efectos del cambio climático. En la primera Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, se adoptó el compromiso de actuar contra el calentamiento global. En Kioto, en 1997, se concretaron los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero. Más y más Cumbres se ha sucedido… y poco o nada se ha hecho. Y lo tenemos aquí, amenazando la vida en la Tierra y el futuro de nuestros hijos y nietos. Más inconsciencia e irresponsabilidad es imposible.

Los jóvenes se revuelven contra los magnatarios mundiales; contra los que dicen conocer el problema y no hacen nada, y contra los que, contra toda evidencia científica, lo siguen negando; son los Trumps y Bolsonaros, y sus equivalentes domésticos: Aznar, Rajoy y Abascal.

En 2015 se suscribió el Acuerdo de Paris; prácticamente todos los países se han comprometido a reducir sus emisiones. Sólo USA y un reducido grupo de países -la mayoría dictaduras como Arabia Saudí, Nigeria o Corea del Norte-, lo están boicoteando. Sus objetivos son muy poco ambiciosos, se plantean limitar la subida de temperatura del Planeta, no evitarla. Nueva reunión en Nueva York… y nuevo aplazamiento de acciones. Y el tiempo se nos acaba.

Actuar contra el Cambio Climático es cosa de todos. La UE promovió un Pacto de Alcaldes para el Clima y la Energía; en la provincia de Cádiz lo suscribieron 41. Desde 2009 tenían que haber aplicado un Plan de Acción para la Energía Sostenible. No han hecho nada; hay alcaldes y alcaldesas que ni se acuerdan de que lo han suscrito.

Si queremos salvar al Planeta y garantizar nuestro futuro como especie, y el del resto de los millones de especies que conviven con nosotros, hay que reducir las emisiones de CO2 al menos un 40 % para 2030, y descarbonizar la economía para 2050, prescindiendo de todos los combustibles fósiles y reforestando millones de hectáreas.Las movilizaciones de la semana pasada son una bocanada de esperanza.

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