Como si tuviéramos todos los problemas resueltos, ahora se ha puesto de moda preguntar qué modelo de ciudad queremos. Como si esto lo pudiéramos elegir. Pero está bien que se abra este debate y ha sido el alcalde de la ciudad el que lo ha empezado, como debe ser, porque él como regidor temporal de la ciudad es quien tiene más competencias y posibilidades para realizarlo. En un artículo de Fernando Santiago, publicado en estas mismas páginas, nos cuenta que José María González (Kichi) anunció hace 5 años que comenzaba un proceso de transformación en el consumo de energía y que se iría al consumo con renovables, porque aquí sobra el viento, el sol y añadió, el agua (¿?). Después de un lustro se desconocen los resultados. Un concejal del equipo de Gobierno, Martín Villa, completa las medidas del modelo anunciado por el alcalde, añadiendo el "trafico calmado". Esto sí que está conseguido, porque, por ejemplo, desde Cristóbal Colón a la salida de la ciudad se transita por medio casco urbano de Cádiz, por causa de las direcciones prohibidas. Con anterioridad, otro alcalde, Carlos Díaz, convocaba una tormenta de ideas para concluir que lo deseable sería hacer de Cádiz una ciudad "industrial, portuaria, universitaria, turística y de servicios", con lo que todos podemos estar de acuerdo. Volviendo a las propuestas del alcalde actual, no debemos olvidar que aquí se celebró el VII congreso de las "ciudades que caminan", entre las que Cádiz se encuentra y así vamos a un "horizonte sostenible, integrador" que sitúa al peatón como eje de su movilidad. Sus realizaciones han sido poner en marcha, el carril bici, peatonalizar el paseo marítimo y eliminar barreras arquitectónicas.

Eran otros tiempos y otros recursos disponibles, pero en 1650, Cádiz era el Emporio del Orbe, al amparo del monopolio español con América. Desde entonces hasta 1830, fue declinando hasta ser la ciudad casi provinciana, que hemos heredado. Les recomiendo que lea a Manuel Bustos, en su obra "Cádiz en el sistema atlántico". Las medidas de hoy, para hacer de Cádiz una ciudad habitable y moderna, al que no le viene nada mal la conversión de casas, casi en ruinas, en pisos turísticos, como pude apreciar la semana pasada en el barrio de la Viña, merecen nuestro reconocimiento. Aunque no en todas las épocas se pueden hacer dos puentes sobre la bahía y un soterramiento de la vía del tren, que le parecen, sobre todo a las nuevas generaciones, que siempre estuvieron ahí y que no fueron obras del hombre, alcaldes y alcaldesas de Cádiz. Y a mí que me gusta Cádiz, como al poeta la rosa, como es y como está.

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