Fútbol El Cádiz CF, muy atento a una posible permanencia administrativa

Hace solo unos días, dos personas inocentes fueron quemadas vivas por un bulo difundido por whatsapp. Fue en México, pero podría haber sido en cualquier otro sitio. También aquí nos llegan de forma insistente mensajes sobre presuntos violadores que rondan un colegio de El Puerto y traficantes de órganos que secuestran niños en un centro comercial jerezano.

Ya conté por aquí mi cruzada personal contra estos rumores, su poco éxito, y como he bajado los brazos y me limito ya a no reenviarlos. Pensé que, pese a la alarma social injustificada y de los perjuicios a la imagen de algunas personas no llegarían más allá. Pensé que, total, la mayoría de la gente los difunde por puro cotilleo, información jugosa con la que escandalizarse.

No creí que le dieran veracidad. No imaginé que alguien pudiera acusar abiertamente sin más pruebas que un rumor. Que fuera capaz de proponer un linchamiento, de encontrar aliados, y de rociar con gasolina a un par de desconocidos. No creí que todo esto pudiera ocurrir ante la mirada de cientos de personas que, lejos de mostrarse horrorizadas, de impedir el crimen, jaleaban, aplaudían y retrasmitían a través de sus móviles el espectáculo.

Llevo estremecida desde que leí la noticia. Black Mirror ha llegado. Esta serie, premonitoria en el efecto que las tecnologías están teniendo sobre el comportamiento humano, empieza a quedarse corta. El futuro que vaticinaba se ha materializado antes de que nos hayamos preparado, y no parece importarnos.

Al mismo tiempo, cientos de personas armadas se dirigen a la frontera de Estados Unidos con México para frenar el avance de la caravana de migrantes que recorre América, mientras el resto del mundo asistimos por televisión. Unos pueblos contra otros, azuzados por sus líderes, convertidos en espectáculo. Los Juegos del Hambre.

No es que vayamos hacia el futuro por el camino equivocado. Es que nos hemos dado la vuelta, y estamos ya a la altura de las cazas de brujas y los ajusticiamientos en la plaza pública.

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