La capacidad del Pálpito Amarillo para augurar posibles sucesos futboleros es últimamente lamentable, amigos míos, no tengo más nasones que aceptar. Porque antes del que era la vedette de la semana futbolera hispana, el Madrid-Barcelona, este escritor preveía que los blancos se iban a comer a los granazules. Palizón, pues el del Paseo la Castellana venía de meterle cinco en un pis plas a un Liverpool, que, todo hay que decirlo, no es el que fuere pocos años ha, y que hoy se arrastra por la Premier con menos gloria que pena. Sea como fuese, la victoria fue abrumadora y guapa y nada podría argumentarse en su contra.

En ese contextín, aparece la Copa de Su Majestad y en ella un F.C. Barcelona al que hacía sólo una semana bendecía el Olimpo del balón, primero en la general, con muchos puntos sobre un Madrid no malo; pero tampoco bueno, que lo seguía como podía. Mas, hete aquí que, por eso el fútbol el deporte más que rey, venía de ser eliminado de la Pseudochampions por el potentísimo Manchester United del coronel Rashford. Y, para colmo, y eso dolió en el corazón del Pálpito, le había dado vida inexplicablemente a un Almería que se había tragado un set de goles en Gerona.

Así puestas las cosas, todo haría al Pálpito vaticinar en su magín que los blanquitos se merendarían al alicaído Barsótida. Pues, Señor, pasó todo lo contrario, con esa facilidad que tiene el balompié para trastocarlo todo en hora y media y los del "país chiquitito allá arriba", como diría Pepe Guardiola, con una defensa ordenadísima, quizá la mejor del continente, ganaron cero a uno. Desapareció el malhumorado Vini, un pelotero con un futuro messiánico, se llevó con él de copas a Benzema, y ya todo fue a peor.

Pues lo dicho sirve para comentar el punto glorioso del Glorioso en San Sebastián. "¿No debería decir Donosti, papá?", "No, hijo, no, hay que llamar a las cosas por su nombre", indicó el padre ante la tele cuando finalmente se agotaron los 113 minutos del extra time del extra time que nos hizo padecer el maravilloso Mateu.

Mi Cai dejando en blanco al tercero de la Liga, qué bien, Dios mío, ya que el vaticinio, como el del Bernabéu no se cumplió. Porque, como el Barça, se armaron terriblemente atrás y cuando subieron lo hicieron con peligro. Menudo susto se llevaron los de la Royal Society cuando el palito rechazó el balón del astuto Roger. Lástima. Si no, el paralelismo entre el partido de la Copa y el del Glorioso hubieran sido pintaditos.

Finalmente, verificar cómo se ha acertado con los fichajes, ya era hora. En unos estos es más visible y en otros, un poco menos; pero notable en general para el que los hiciera. Escalante, un pelotero que sabe de qué va esto de jugar en España en primera, se lo va a poner difícil al bravo Alcaraz entre otros, y el listo Roger y el potente Guardiola están haciendo lo mismo con la dupla de antes, Choco-Negredo, a los que veremos por Carranza para dar minutos de descanso a los Roger-Guardiola. O por lesión, crucemos los dedos. Y mientras tanto, la fortaleza del Glorioso sigue siendo la misma: un portero estelar y una defensa de acero en la que hay que dar sobresaliente al sin par Pacha. Se podría decir como siempre; pero ahora mismito Iza está para ir a la Selección. Colosal el del Puerto. De la Fuente, observa.

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