Llegaron al gobierno municipal como los “preparaos”; gente joven y supuestamente preparados. El resultado parece una película de Berlanga, “La pistolilla municipal”. El Puerto ha salido estos años en los medios estatales y redes sociales más por hechos que causan bochorno que por sus méritos.

Beardo se quedó enredado, ni sabe cómo se gestiona un ayuntamiento, ni se le espera. El cargo le queda tan grande que no encuentra ni el sillón del despacho. Su inacción es proverbial. Hasta dejó que su jefe de policía se pavoneara enfundado en la bandera de España por calles de El Puerto en pleno confinamiento, gritando soflamas contra el gobierno, y lanzando insultos no a diestra, sino a siniestra. Yo también fui blanco de los insultos de este energúmeno uniformado. Una vergüenza a nivel nacional amparada por el señor alcalde. Y difícil superar su programa estival estrella, espectáculos en unas instalaciones sin licencia que tuvieron que clausurar. Nuevo ridículo.

Si a eso sumamos los meses en que la policía municipal no pudo patrullar por falta de pantalones, o los coches del Ayuntamiento, incluido el oficial del alcalde, inmovilizados por carecer de seguro, el esperpento ya supera todos los límites. Pero nadie responde de este ridículo, ni nadie dimite reconociendo su incapacidad para gestionar el municipio. Ahí siguen, cobrando todos los meses, aunque le corten al Ayuntamiento el correo electrónico por falta de pago.

Tampoco se ha inmutado el primer regidor, ni su concejal de poco ambiente, cuando le han retirado a El Puerto las Banderas Azules porque tampoco han sido capaz de contratar los servicios de vigilancia de las playas.

Y lo de pedir a los familiares que entierren a sus muertos supera todo lo imaginable, rayando la crueldad. Y se han quedado tan panchos. ¡Es la normalización de la incompetencia total!

Pero también hay que destacar aspectos positivos en este equipo de gobierno. Blanca Merino ha pasado de ser una concejala de Medio Ambiente arboricida, a ser una concejala de Hacienda que no sabe hacer un presupuesto municipal. Al menos los árboles de la ciudad agradecerán a Beardo que la tenga ahí, sin hacer nada.

Eso sí, van a iluminar el Castillo y el palacio de Araníbar para celebrar el cumpleaños del Rey. Todo solucionado.