Cultura

"Quizás era el último actor que llevaba público al cine"

  • Compañeros de profesión recuerdan su capacidad para conectar con los espectadores y su versatilidad para cambiar de registro

El fallecimiento de Alfredo Landa sumó ayer otro nombre a la larga lista de pérdidas del último año en el cine español. De hecho, la última edición de los Premios Goya, celebrada el pasado mes de febrero, tuvo un punto más emotivo de lo habitual, al recordar a grandes artistas como Tony Leblanc, Juan Luis Galiardo, Carlos Larrañaga o Fernando Guillén; después, se fueron Pepe Sancho o Sara Montiel.

Pero el nuevo revés que sufrió ayer el sector fue especialmente sentido. El inmenso hueco que deja Landa, retirado en 2008 pero no olvidado, se tradujo en los numerosos mensajes de pesar que lamentaron su marcha. Uno de los amigos que expresó su dolor fue José Sacristán, que recordó al actor como "el primero siempre en todo", el "más firme" en sus convicciones, de una "rotundidad aplastante".

"Me llamó esta mañana su hijo Alfredo para decirme que había fallecido y sólo pude aguantar las lágrimas", explicó a Efe el actor. Sacristán (Chinchón, Madrid, 1937) dijo que el fallecido era para él "un hermano", al que conoció en los años 60 en la compañía titular del Teatro Infanta Isabel.

"Teníamos una amistad entrañable de tantos años de vida y de trabajo. Era el primero siempre en todo, el más firme en sus afirmaciones y negaciones. Era de una rotundidad aplastante y de una sinceridad sin igual hasta el punto de que como pensábamos cada uno lo que pensábamos no podíamos hablar de temas como la política", rememoró. Para Sacristán, que en estos días representa en Sevilla Yo soy Don Quijote de la Mancha,Landa era "como la estrella polar", tenía "desde las primeras de cambio esa capacidad de transmitir esa emoción, que conmovía con la misma intensidad que inquietaba".

La última vez que lo vio fue en su casa, cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le concedió la Medalla del Trabajo: Entonces, "estaba bastante deteriorado porque había sufrido varios ictus".

Otro veterano, Emilio Gutiérrez Caba, compañero de Alfredo Landa en varias películas, señaló sobre el fallecido que con él y con otros "grandes", como José Luis López Vázquez o Agustín González, termina una generación "que no tiene relevo. Lo siento enormemente, aunque es una noticia que podíamos esperar porque llevaba un tiempo largo enfermo. La última vez que le vi fue en aquella ceremonia de los Goya en l que nos reveló a todos que algo le estaba pasando", sostuvo.

"Con él se acaba este tipo de actores que tenían una relación con el público que es muy difícil lograr", comentó el actor Álvaro de Luna. "Quizá es el último actor de esos que ellos solos eran capaces de llevar al público al cine", valoró sobre el fallecido.

Muchos compañeros de profesión manifestaron su tristeza por la noticia: Lola Herrera sentenció en declaraciones a Europa Press que "ha dejado una estela muy grande"; mientras que en Twitter Javier Cámara escribió que "se ha muerto un miembro de nuestra familia. Tristeza. Grandísimo actor", y Santiago Segura confesó que le habían llamado "para decirme que ha fallecido el gran Alfredo Landa y que diga unas palabras. Pero me he quedado sin palabras". Amparo Baró afirmó estar "desolada" y opinó que el protagonista de El bosque animado no era sólo un gran actor sino un profesional "muy vital, intuitivo e inteligente".

El director de cine y guionista Manuel Gutiérrez Aragón, por su parte, que tuvo a sus órdenes a Landa en El rey del río, así como en las series Tristeza de amor (1986) y El Quijote (1991), resaltó que su principal cualidad fue haber "conectado muy bien con el público", pero agregó asimismo que "pocos actores como él han conectado con una parte un poco oscura del ser humano".

También la directora de cine Gracia Querejeta definió a Landa como un hombre de "enorme y grandísima versatilidad. Era un actor caleidoscópico, con un montón de registros, que hizo un montón de películas de todo tipo de estilos y géneros. Y en todos ellos supo encajar y encontrar su hueco; eso no es fácil, para nada", indicó la directora de Siete mesas de billar francés, que cuenta que sus padres -la diseñadora de vestuario María del Carmen Marín y el productor Elías Querejeta- "vinieron con Alfredo de San Sebastián a Madrid, a principios de los años 60. Las cosas entonces estaban durísimas, tanto que Alfredo le decía a mi madre, Maiki, vámonos para San Sebastián otra vez, que aquí no tenemos nada que hacer. Y fíjate tú luego qué carrera tan espectacular", elogió.

El director y escenógrafo Gerardo Vera apuntó que Landa fue "el iceberg de una generación de grandes" que "cuando salían del encasillamiento del cine de consumo, dejaban con la boca abierta". Actores como Fernando Fernán Gómez, Pepe Bódalo, Agustín González, José Luis López Vázquez, "o Alfredo, cuando se ponían a las órdenes de un buen director te dejaban con la boca abierta", declara Vera, que piensa que Landa y sus compañeros "eran de una modernidad apabullante, te dejaban sin respiración: tenían además un gran amor al trabajo y encima, talento", resumió.

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