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Artistas de Cádiz | Paco Pérez Valencia
Pintor, museógrafo con proyectos expositivos espectaculares –la muestra de Luis Gordillo en el Reina Sofía con un montaje suyo lo constata ampliamente–, profesor titular de la Universidad Loyola, creador de emociones, motivador de jóvenes artistas, impulsor de las más apasionantes aventuras dentro lo artístico –su Universidad de la Emoción es un buen ejemplo de ello–, comisario de exposiciones y de grandes eventos –para este año su proyecto de las carreras de Caballos de Sanlúcar, en su 175 aniversario, contaba con un amplísimo conjunto de eventos por él promovidos–, jurado serio y riguroso en multitud de premios y certámenes donde ha dado muestras de su independencia y sabiduría, conferenciante convincente de lujo, lo que hoy llaman influencier...; así, se podría seguir ampliando la relación hasta límites insospechados. Todo esto es –de ello doy fe– Paco Pérez Valencia. Pero a todo esto hay que añadir algo que sirve para unificar tan amplio historial: todas estas facetas están impregnadas de la credibilidad. Todas están llenas de pasión, de entusiasmo, de convencimiento y de verdad. En todas, Paco Pérez Valencia destaca y a todas les concede su sello personal e intransferible. Tras cada una de estas y otras acciones se encuentran las maneras inequívocas de Paco Pérez Valencia.
Paco es sanluqueño, un sanluqueño ejerciente; de aquellos con denominación de origen; a Paco lo conocen en Sanlúcar los artistas y los políticos; lo viejos y los niños, los adolescentes lo adoran. A Paco se le abren las puertas de los despachos influyentes y se le hace sitio en los mostradores de las más antiguas tabernas donde se vende la buena manzanilla que sólo catan los sabios paladares de Sanlúcar. Y a este estamento ciudadano no se llega porque sí; ahí sólo se encuentran los buenos, los puros, porque los extraños, aunque sean famosetes que venden Sanlúcar de boquilla, amparados en su popularidad efímera, se le terminan apagando los mojados cohetes de su palabrería.
Llevo mucho tiempo conociendo a Paco Pérez Valencia, ese hacedor de posibles e imposibles. Y llevo mucho tiempo conociendo la obra callada y silenciosa del Paco Pérez Valencia que se introduce en la soledad de su taller, dejando al margen sus múltiples facetas, para crear un arte particular que lleva implícito su marca de autenticidad. En su obra, amplia y de muy dispar naturaleza, con el dibujo, la pintura, la instalación, los papeles pintados, las actuaciones espaciales, siempre como norma y motivos experienciales, no deja nada a la improvisación. Sus piezas salen de sus alambiques creativos perfectamente acondicionados en fondo y forma para ser expuestas con una minuciosidad aplastante, producto de sus lúcidos planteamientos museográficos.
Como pintor crea estamentos formales de contundencia y suma gestualidad. Su figuración es aplastante, sin ofrecer resquicios para la duda; a veces concede especial importancia al retrato dejando que la potencia visual del modelo ofrezca sus mayores rasgos expresionistas, a la par que desentrañen sus perfiles psicológicos –en mi retina se encuentran los retratos del recordado Paco Molina o la figura impactante e imponente de Pier Paolo Pasolini que vimos en su última exposición en la sevillana Caja China–. Pero junto a su inquietante figuración, Paco Pérez Valencia es un dominador nato del dibujo; sabiendo concederle a sus intrincados formularios un especial sentido creativo que deja las posiciones ilustrativas para conformar una nueva dimensión espacial y formal. En estos dibujos las líneas gráficas nos posicionan en un estamento donde la abstracción envuelve de misterios y formalismo una realidad que sólo se presiente.
Pero la obra de Paco Pérez Valencia no se queda en los escuetos argumentos de la vieja dicotomía figuración-abstracción. Su pintura va mucho más allá y juega con los conceptos, desarrollando un metalenguaje donde la idea provoca esenciales metáforas que inducen al espectador a tomar partido por la forma estructural de lo que la mirada ofrece y del mensaje que suscribe.
Paco Pérez Valencia es un artista en el más amplio sentido de la palabra. En él la teoría y la práctica conforman un indestructible matrimonio que perdura en el tiempo y en el espacio porque es autor de una obra atemporal, sin complejos y que, además, ofrece los lúcidos argumentos que convencen.
Paco Pérez Valencia es un activo actuante en un mundo artístico que ofrece muchos matices y que él, con su obra valiente, personal y única, abre los más diáfanos horizontes para que el arte continué ofreciendo la máxima emoción. Con la obra de Paco Pérez Valencia y con Paco Pérez Valencia los máximos del arte seguirán eternamente vivos y dispuestos para que desarrollen sus más especialísimos registros de suprema espiritualidad.
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