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Concert music festival

Y sólo Gloria Gaynor sobrevivió

  • Llega hoy a Sancti Petri la creadora de la obra maestra de la música disco en los 70, un estilo que el paso del tiempo no valoró

Y sólo Gloria Gaynor sobrevivió

Y sólo Gloria Gaynor sobrevivió

¿Qué fue, qué significó, para qué sirvió la música disco? ¿Cómo se define eso? ¿A quién metemos ahí? Nunca estuvo en ningún pedestal, se asoció con música hortera, pese a contar con una gran película dedicada a ella, Fiebre del Sábado Noche, y otra bastante apreciable, Thank God it’s friday.

La música disco fue trabajada por grandes damas de la música pop de los 60, ya viniera de la factoría clásica Motown, como Diana Ross, inmortal líder de las Supremes, o del universo más salvaje del Phil Spector en su rama enloquecida, como Tina Turner. Se podría decir que James Brown fue el antecesor de la música disco y a ver quién tiene narices de decir que James Brown no era un puto genio.

Dentro de la música disco, que en líneas generales fue una adulteración del soul por la tecnología primigenia de la época, también hubo otros momentos sublimes, casi autóctonos. En su rama alemana surgió Boney M., a quien hay que aceptarle coraje y originalidad. Tendríamos que identificar a Earth Wind & Fire con las pistas de la época y nadie puede decir que September no sea un temazo. Chic fue una banda creada para triunfar y muy interesante para los oídos de hoy en día. Sus artífices trabajaron, posteriormente, en grupos post punk, como Blondie, con notables resultados. Tampoco Donna Summer, de la mano de Giorgio Moroder, era manca con la voz y su éxito Hot stuff se escucha aún hoy con deleite.

Todo eso fue la música disco. Una bola estereoscópica en lo alto, una pista redonda, bailes en la oscuridad intermitente y sexo en los lavabos de las discotecas, con esa decoración tan fuera de lugar. El Holiday, en Cádiz, por ejemplo, debería ser un monumento para visitar igual que se visitan termas romanas. No sé por qué una vez caí allí y a determinada hora en las pantallas salían los horarios de los autobuses alquilados que salían de vuelta, ya de madrugada, a los pueblos. Me pareció enternecedor. Me pareció pura música disco.Es cierto, todo eso hoy suena muy antiguo. Porque lo es. Pero es que además se produjo en una época, la segunda mitad de los 70, en los que la estética en la vestimenta no acompañaba al recuerdo. Los pantalones de campana y los cuellos gigantes de pico no son la mejor carta de presentación para reivindicar aquellos años.

Yo fui un adolescente de los años 80 reclutado en las filas mod en su versión melómana. Eso te obligaba a ser un purista en muchas cosas, entre otras en el rhythm and blues más auténtico y en la música negra fiel a los fundadores. Ni que decir tiene que a mí toda esa música disco me parecía una mierda. Jamás había ido a una discoteca de ese tipo porque iba a otros antros en los que, desgraciadamente, nunca se atrevió nadie a poner ninguno de los éxitos con los que bailaban todos aquellos que pasaban de la música, que no hablaban de música y, como Tony Manero, sólo vivían la semana para que llegara el viernes y vestirse como adefesios para dar ridículos pasos de baile.

Sin embargo, detrás de toda esa música menospreciada había joyas, y no pocas, que el tiempo no ha querido reconocer. De todos los éxitos de aquel tiempo hubo uno, I will survive, de Gloria Gaynor, que todos supimos siempre que era una obra maestra, pero el purismo no nos lo permitía reconocer. Porque no era sólo un ritmo imbatible, sino que su letra contenía una carga de profundidad que, con el tiempo, se ha convertido, y con razón, un himno feminista. Ese you’re no welcome anymore es una de las declaraciones más tajantes (hubo otras antes igualmente potentes, como el Respect, de Aretha Franklin) de afirmación de la libertad de la mujer para mandar al macho gilipollas a freír monas.

Durante mucho tiempo I will survive, una composición de Freddie Perren, que también compuso para otro grupo disco de menor relevancia pero que algunos recordarán, como Peaches & Herb, vivió adormilada. En 1993, justo al mismo tiempo que el grunge de Nirvana triunfaba, un grupo de Sacramento de rock alternativo, Cake, tuvo la valentía de sacar adelante una versión de la canción de Gloria Gaynor. Estaba basada en otro tempo, pero su eficacia era incontestable. Fue un gran éxito entre el primer público indie. De repente, renació de las cenizas Gloria Gaynor y renació I will survive, la indiscutible obra maestra de la música disco. The Communards, un grupo más mainstream, se sumó a la ola. La resurrección era un hecho.

Todo esto viene a cuento porque Gloria Gaynor está esta noche en el cartel del Concert Music Festival en Sancti Petri. Estos festivales rescatan muchas figuras del pasado. Este año podrá verse a Ian Anderson, alma de Jethro Tull, en el Tío Pepe Festival, y ya ha pasado por el Concert Roger Hodgson, de Supertramp. Fueron coetáneos en sus éxitos con Gloria Gaynor, pero su música siempre ha sido aceptada y reivindicada. En el caso de Gloria Gaynor es distinto, Su reivindicación es la de la música disco, ese estilo que no ha corrido tanta suerte.

Gloria Gaynor, cuyo primer single data del año 1965, es hoy una de las grandes damas de la música negra. Es cierto que no tuvo suerte hasta que se juntó con el productor Meco Monardo en los años 70, que la zambulló de lleno en la música disco. Monardo era capaz de convertir al música de John Williams de La guerra de las galaxias en un éxito discotequero, así que con la voz y la fuerza de Gloria Gaynor todo fue pan comido. No hay muchas dudas de que quien acuda hoy a ver a la gran Gloria Gaynor tendrá delante historia de la música con mayúsculas. La superviviente de la música disco.

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