Inmersa en el rodaje de la serie La templanza, Leonor Watling, junto a Alejandro Pelayo, hace parada esta noche en Cádiz, a las 22.00 horas, para presentar el último disco de Marlango, Technicolor, en el anfiteatro del hotel Royal Hideaway Sancti Petri.

–¿Se ve la vida y la música de manera distinta en Technicolor?

–Creo que sí. El tecnicolor no existe en realidad, como los colores de una Polaroid, y por eso nos gustaba ese título. Hace referencia a películas de épocas anteriores, de otro tiempo y espacio.

–Hacer un disco no es tarea fácil. ¿Qué ha sido lo más complicado de Technicolor?

–Hay de todo. Trabajando con el productor Vicent Huma hemos dado muchas vueltas a los temas y a veces no veíamos el final. Hay canciones que sabes que tienen que estar en un sitio pero cuando las armas, las oyes, no están donde tienen que estar.

–Este disco es conceptual. ¿De dónde surge la primera idea?

–Alejandro y yo hacemos tan buen equipo que no sabría qué decirte. El título es suyo. La idea era hacer un disco donde las canciones contaran una historia. Las canciones son las que mandan. Nos importa más la música que cualquier otra cosa.

–Otro trabajo cantado en español. ¿Se están asentando?

–Creo que ya estamos asentados en el castellano, pero no lo sé con seguridad. Quizá hagamos cosas en otros idiomas más adelante.

–Siendo usted actriz, ¿ha afrontado de diferente manera un trabajo como este?

–A lo mejor se nota más en la escritura. He intentando alejarme de mí e interpretar te ayuda.

–No publicaron ningún videoclip de este álbum tan visual…

–Lo hemos producido nosotros, el primero sin una discográfica detrás. Teniendo tanto peso visual, era un reto muy grande hacer vídeos del álbum. La idea era maravillosa pero carísima. Para hacerlo, mejor hacerlo bien. Es nuestra filosofía.

–¿Qué veremos esta noche?

–Será una puesta en escena muy sencilla. Barajamos millones de opciones, de cambios de vestuario, pero decidimos que lo que importaba era la música, que sea el público el que cree su propia imagen del espectáculo. Nosotros creamos el sonido para que cada uno lo interprete como quiera. Somos tres músicos increíblemente felices de poder tocar y disfrutar.

–¿Qué le gusta de Cádiz?

–Toda la música que hemos escuchado, aunque sea inconscientemente, está en el sur. No solo copla o flamenco, también Falla o música clásica. Nos ha marcado mucho. Disfruto muchísimo cuando voy a Cádiz. Es muy abrumador el ingenio de su gente.

–De todas las historias de Technicolor ¿cuál le tentaría interpretar en una película? ¿Y a las órdenes de quién?

–Un momento perfecto la podría rodar Vincente Minnelli y Los desertores Wim Wenders.

–¿Qué canción representa la banda sonora de su vida?

–No podría elegir una sola. La música te acompaña según te encuentres. No hay nada mejor que poner en Nochevieja a Raffaella Carrá. No hay música mala.

–Marlango ha hecho una carrera de fondo sin entregarse a las veleidades de la industria. ¿Ha sido positivo el balance?

–Estamos muy contentos. Siempre hay ganas de hacer más. Es la bendición y maldición de hacer canciones. Cuando estás buscando una al lado ya hay otra.

–¿Su sueño más cinematográfico como artista para el futuro?

–Seguir trabajando con gente que quiera trabajar conmigo, que te haga mejor en cualquier disciplina artística.