Cultura

El rock contundente de Extremoduro

  • El grupo presentó su último disco el pasado viernes en Bahía Sur en San Fernando La gira 'Para todos los públicos' les llevará por 36 ciudades en toda España

Un contenedor baja desde las alturas hacia las tablas del escenario acompañado por el sonido de una grúa. El contenido del mismo, como se intuía, era grande y pesado, tanto como para ser transportado por tal recipiente : el rock más contundente y sólido de los últimos veinte años en España desembarcaba el viernes San Fernando.

Un ritmo de batería marca la subida del contenedor, volviendo a alzarse sobre las alturas y dejando al descubierto a los integrantes de Extremoduro. La guitarra de 'Uoho' Antón se alza para liderar el sonido de la banda en una intro que termina dejando paso a una de las joyas del repertorio: Sol de invierno. El público, de todas las generaciones, que no de todos los gustos, no bajó ni un segundo las manos durante toda la canción. "Gracias por venir y volver adonde alguien nos quiere", grita Robe Iniesta, con ese modo de hablar que sólo él tiene, como si cada palabra fuera la pieza de un verso que acaba de improvisar. Tras Mi espíritu imperecedero suena La vereda de la puerta de atrás con un sólo que parece no tener fin. Y al dejar de lado la vereda, suena la rigidez de la descarada Mama. Los temas del último disco son coreados con la misma fuerza que cualquiera de los himnos más conocidos de la banda, algo que queda reflejado con Entre interiores, que suena con solidez sin dejar un acorde al aire.

La banda recupera su Material Defectuoso con la ternura de Si te vas... y Robe vuelve a morder el micrófono con sus palabras: "Dicen que hay que conformarse cuando algo no se puede cambiar porque hay que tener valor y sabiduría para cambiarlas. A mí me falla lo de la sabiduría". Y sin dar ni un segundo para descifrar el mensaje suena Locura transitoria, volviendo a inyectar ritmo, saltos y gritos a un público entregado. Tras los paseos de Robe y 'Uoho' Antón sobre el escenario, ya sentados en las escaleras del atrezzo, las guitarras de ambos nos conducen a una Dulce introducción al caos. Una 'sinopsis' de La ley innata deleita a los presentes dejándoles la miel en los labios. Los punteos de Antón engarzan con una canción inédita, momento en el que Robe se pone serio. "Por favor, apagad los móviles, queremos que este sea un momento único y que para los que vengan detrás de vosotros también lo sea", avisa antes de entonar los primeros versos de Canta la rana. A mitad de la canción, Robe se confiesa: "No quería hacerlo, no quería levantar la cabeza por si había algún gilipollas con el móvil, pero no he podido evitar hacerlo. Todos tenemos algo en lo que mejorar. ¡Apaga el puto móvil!", avisaba al aire, con un tono más bromista que amenazante.

Tras Prometeo y Tango Suicida, suenan Poema sobrecogido y Mi voluntad, con la seguridad de que aún teniendo pocos meses de vida, ya son una de esas perlas que no van a dejar de tocar. Y aunque las creencias no sean lo suyo, Extremoduro es a la música como una religión, y como tal, también tiene su Santa Trinidad: Jesucristo García, Stand by y Salir, beber... dejaron sin aliento a un público que estaba a punto de dejarse la garganta y la voz en cualquier momento. "Para la siguiente canción hemos mezclado las palabras como drogas. Cogiendo solo las más duras", aclaraba Robe antes de lanzarse sobre los acordes de Puta. Antes de hacerse de rogar para el bis, sonaron ¡Qué borde era mi valle! y Ama, ama y ensancha el alma. Tras la despedida, el público se hizo un lío: Unos pedían "otra, otra" y otros "Golfa, golfa". Y El camino de las utopías abrió paso al famoso final instrumental en el que 'Uoho' evidencia que la rapidez de sus dedos no solo es fruto de la experiencia, sino también del talento. Extremoduro transgredió con contundencia sobre la noche en la Isla, dejando a los presentes con la sensación de que a estos tipos les queda cuerda para rato.

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