Candela Ebbesen | Bailarina

“Hubo momentos en los que pensamos que salir de gira iba a ser imposible”

  • La artista noruega, de madre gaditana, actuará este fin de semana con Los Ballets de Montecarlo en el Festival Internacional de Granada, con una versión de ‘La fierecilla domada’

Candela Ebbesen en una escena de ‘La fierecilla domada’, la obra con la que actuará este fin de semana en el Festival de Granada.

Candela Ebbesen en una escena de ‘La fierecilla domada’, la obra con la que actuará este fin de semana en el Festival de Granada. / Alice Blangero

Candela Irene María Lasanta Cil Ebbesen, que así es su nombre completo, nació hace 31 años en Oslo. De padre noruego y de madre gaditana, nacida en Cádiz capital, Ebbesen es una de las integrantes de Los Ballets de Montecarlo, la compañía con la que este fin de semana actuará en el Festival de Granada con una versión de la obra de Shakespeare La fierecilla domada. Y ahí estará esta joven bailarina noruega, de fuertes y sentidas raíces gaditanas, que confiesa en este entrevista su fuerte vinculación con la provincia de Cádiz, su deseo de actuar en un futuro en las tablas del Falla y el proyecto, incluso, de casarse el año que viene en la misma iglesia de la capital en la que lo hicieron sus padres hace más de tres décadas.

–¿Cómo fueron sus primeros pasos en el mundo del ballet?

–Empecé mis estudios de ballet a los ocho años en la escuela de la Ópera de Oslo, después continué mis estudios en la escuela de artes escénicas de Oslo. Cuando terminé mis estudios, empecé mi carrera profesional en el Ballet Nacional de Suecia, en Estocolmo, el ballet nacional de Noruega, en la compañía de ballet de Boris Efifman, en San Petersburgo y, finalmente, en la compañía Los Ballets de Montecarlo, una compañía de la que siempre soñé poder formar parte.

–¿Por qué, qué valora en esta compañía?

–Los Ballets de Monteccarlo está dirigida por Jean Christophe Maillot. Él es el coreógrafo y el jefe artístico. La calidad de sus movimientos y su musicalidad fue lo que me inspiró a querer formar parte de su grupo. Su extremada y perfecta precisión musical, su dramaturgia innovadora, que a la vez da espacio a la singularidad de los bailarines. Somos 50 bailarines de más de 20 nacionalidades, gran parte de la temporada la pasamos de gira alrededor del mundo, somos como una gran familia. El ambiente de la compañía es bastante único. Con gran compañerismo y cariño entre todos, que no es fácil encontrar en una compañía de danza.

–¿Qué propuesta llevan a Granada con ‘La fierecilla domada’? ¿Qué papel representa usted?

–Así es, llevamos a Granada la obra La fierecilla domada. Es un espectáculo basado en la obra de Shakespeare con la coreografía y adaptación de Jean Christope Maillot. Es una creación para el Ballet del Bolshoi en 2014, y con estreno mundial para el ballet de Montecarlo en 2017 en Mónaco. El tema principal de la obra es el amor, la búsqueda de tu media naranja y los caminos que el amor pueda tomar. Es un espectáculo fantástico con mucho drama, amor y situaciones que son totalmente actuales. Yo bailo el papel de la viuda que acaba de perder el gran amor de su vida. Ella se refugia en el luto por la pérdida de su marido pero siente una pasión desenfrenada por un hombre llamado Hortensio, con el que finalmente vuelve a encontrar el amor.

Bailar en los jardines del Generalife ha sido siempre un sueño y con la situación actual siento especialmente que es un sueño que se cumple. Hubo momentos en los que pensamos que salir de gira iba a ser imposible, así que me siento muy agradecida de poder estar aquí y bailar aquí, en España.

–¿Qué percepción tiene del momento actual que vive el mundo del ballet en España?

–En lo relacionado con el ballet clásico como una forma de arte establecida en España, por desgracia mi opinión es que la situación en que se encuentra es muy complicada. Varios de los mejores bailarines del mundo vienen de este país, pero tienen muy pocas posibilidades de poder desarrollar su carrera profesional en España. La combinación genética, musicalidad y ritmo, es una constante entre los bailarines españoles y es una combinación increíble. Espero que vengan mejores tiempos para la economía de este país y puedan contribuir a que se integre en esta forma de arte. Realmente se lo merece.

–¿Cuál es su relación con Cádiz y su provincia?

–Cádiz significa mucho para mí. Aunque nací en Oslo, siento una conexión muy fuerte con esta ciudad. El idioma y la cultura es una parte muy importante de mi personalidad. Todas la vacaciones de verano de mi niñez las pasé en casa de mis abuelos y el resto de la familia en Cabo Roche o en las playas de Conil. Todavía sigo viniendo a Cádiz todos los veranos. No hay lugar en el mundo donde pueda descansar y restituir mi cuerpo como aquí. El clima, la comida, la gente y las playas, especialmente las de Conil, son la combinación perfecta para pasar el verano.

Cuando nos comprometimos, mi novio y yo, el año pasado nos decidimos por supuesto celebrar la boda en Cádiz. A mi novio Michael le encanta Cádiz y el ambiente mágico de esta ciudad. Así que el año que viene nos casamos en la Iglesia de San Francisco, donde se casaron mis padres hace 33 años. Nos hace una ilusión enorme poder reunir a todos nuestros amigos y familia en nuestra ciudad favorita.También tengo un sueño pendiente, poder venir con el Ballet de Montecarlo a bailar al Teatro Manuel de Falla, donde se conocieron mis padres en 1984.

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