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Entrevista con Luz Casal

"La música es multiorgásmica"

  • La artista presenta en el Gran Teatro Falla las canciones de su último trabajo, ‘Que corra el aire’, el decimoquinto disco de estudio de su consagrada carrera musical

La intérprete y compositora Luz Casal en una imagen promocional de 'Que corra el aire'.

La intérprete y compositora Luz Casal en una imagen promocional de 'Que corra el aire'.

Ni profetiza, ni pontifica. Ni en cuestiones musicales ni en vitales. Luz Casal sigue ese razonable, y no por ello común, precepto de no juzgar al vecino por muchos logros que uno haya atesorado en su propio camino. “No me gusta generalizar”. “No soy quien para dar lecciones”. “Puedo una mañana escuchar el Concierto número 1 de Tchaikovsky para piano y orquesta y por la noche ir a un concierto de un dj conocido”. “La solidaridad consiste en aceptar las particularidades del otro”... Ni 15 discos de estudio, ni otros tantos publicados, ni décadas de carrera, ni de carretera, ni siquiera de hospitales han impedido que una de las voces más personales y emocionantes de nuestro país mantenga siempre los pies en el suelo. Con Que corra el aire, un disco tan vitalista como duro y que esta noche presenta en el Gran Teatro Falla, lo vuelve a demostrar.

–En los tiempos del trap y el reguetón, ¿queda sitio para el rock?

–Tiene que quedar. Siempre he defendido que los estilos pueden cohabitar perfectamente, sobre todo, en el caso del músico que necesita expresarse de formas muy distintas. Yo puedo entender que determinado tipo de música me represente menos porque pertenece a una generación posterior o anterior a la mía, pero lo importante es que la gente tenga una relación con la música intensa. Yo no me siento identificada con algunas cosas pero entiendo que le guste a la gente, yo entiendo el éxito de gente de la que jamás en mi vida he mostrado interés. También es verdad que a mí me puede la curiosidad y tiendo más a observar que a enjuiciar y, además, que yo no soy quién para mandar en los gustos de la gente. Yo me he preocupado por hacer lo que me gusta a mí.

–Y por esa honestidad, ¿ha tenido que pagar un precio alguna vez?

–La libertad siempre tiene precio, claro, pero como dice el refrán “sarna con gusto no pica”. He antepuesto no hacer cosas que intuía que si las hacía luego me iba a arrepentir a perder en ese momento... Quiero decir que durante mi carrera he tenido tentaciones enormes, pero tentaciones con una doble cara, y la que no se veía era la más peligrosa. Así que aunque no he sido especialmente reflexiva todo el tiempo en mi vida, porque he metido gambas a tutiplén, siempre he tenido cuidado de no cantar una canción que no sintiera.

"En mi carrera, siempre he tenido cuidado de no cantar una canción que no sintiera”

–En su último disco, por ejemplo, nos sorprende con una morna. ¿Cómo le dio por ahí?

–(Ríe) Cómo me da por ahí es una buena expresión porque no hay nada significante que me empujara a hacerlo que yo recuerde, simplemente me dije, “a ver si eres capaz de hacer una morna”, como un ejercicio, por jugar, por ponerte retos. Es verdad, me dio por ahí, porque me puse esa tarea como me autoimpongo otras muchas, y cuando me puse con el piano vi que me salía la estructura básica y tiré para adelante. Me siento muy satisfecha porque esa canción tiene ese algo que a veces no encuentras por mucho que te empeñes.

–Vitalista y duro, ¿cómo mantiene el equilibrio en ‘Que corra el aire’?

–Pues siendo fiel a lo que es la vida, que es una cosa estupenda, que no paras de aprender si tienes tus sentidos despiertos, pero también en la que no paras de afrontar retos y traiciones. Yo siempre veo el vaso medio lleno pero no soy idiota y sé que podría verlo medio vacío cuando las cosas se ponen feas a tu alrededor pero eso me produce una sensación de arrojar toallas y yo, de momento, no me siento capaz de tener esa actitud. Así que opto por tomar el camino de contar cosas que puedan ayudar, y no porque yo considere que la música tenga que ser absolutamente terapéutica, pero sí creo que si estoy segura de que he aprendido una buena lección pues debo compartirla. Como cuando compartí mi rabia, porque si no explotaba, haciendo aquella canción de No aguanto más, cansada de ser una muñeca más, de que me trataran como si fuera una muñeca más o menos bonita... Ahora, sin embargo, prefiero, más que rabia, pues compartir cosas interesantes y emocionantes para la peña.

–De esas lecciones de las que hablaba, ¿la mayor que ha encontrado en la música?

–Pues si tuviera que elegir una sola cosa, aunque me cuesta mucho trabajo elegir una sola cosa de lo que sea, sería cómo se puede vivir a través de la música, cómo yo vivo a través de la música, no de la que yo pueda producir o interpretar sino de cómo yo vivo el día a día a través de la música. Según lo que escuches tienes la sensación de tener muchas vidas, por eso para mí es tan importante escuchar música variada. Yo en un solo día puedo escuchar música barroca, música electrónica, pasando por música folklórica del Perú... Y a través de todo eso vivo sensaciones, imagino épocas o paisajes, se disparan mis sentidos.

"El Teatro Falla es un lugar muy entrañable para mí porque soy muy seguidora del Carnaval"

–Esa era la misión primigenia de la música, ¿no?, elevar el alma humana, aunque ahora se produzca en buena parte sólo como ocio y entretenimiento.

–Efectivamente, para mí la música no es sólo entretenimiento. Por ejemplo, cuando voy a la ópera, que intento ir una vez al año, yo vivo emociones y sensaciones que son poderosísimas, yo voy a una aventura... En fin, la música es una cosa maravillosa donde se puede vivir sensaciones múltiples. La música es multiorgásmica.

–¿Siempre supo que se dedicaría a esto?

–Desde muy pequeña siempre he sabido que la música no sólo era una pasión, un gusto o un canal para sentir a través de ella, sino que estaba segura que me iba a dedicar a eso porque desde pequeña sé que cuando canto pasa algo, que ni yo misma sé muy bien que es, pero pasa.

–Una obligada, ¿le apetece su reencuentro con el Teatro Falla?

–Mucho porque es un lugar muy entrañable para mí pues yo soy muy seguidora del Carnaval y raro es que esté donde esté no me tire unos minutos partiéndome de la risa con lo que veo y escucho en ese teatro. Es una expresión popular con tanta ironía, con tanto sarcasmo y tan espontánea que es maravillosa, ves el talento más en bruto, y para alguien que se dedica a escribir, ver la osadía, el talento y la chispa que tienen algunos grupos es maravilloso.

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