Desde que Edgar Allan Poe publicara allá por 1841 Los crímenes de la calle Morgue, considerada por muchos la primera novela policíaca de la historia, han sido muchas las fuentes que han bebido de la mejor tradición anglosajona. A Auguste Dupin siguieron personajes tan icónicos como Sherlock Holmes o Vidoq, que, además de escritor fue el primer director de la Seguridad Nacional francesa. Pero, aunque hay mucha y muy buena novela negra en diferentes escenarios, de la Escania de Wallander al Oslo de Harry Hole, del Maine de Charlie Parker al París de Verhoeven, los parajes británicos siempre tienen un puntito que nos hace relamernos. Es lo que nos pasa con las novelas del inspector de la Policía de Oxford, Endeavour Morse, nacidos de la mente del ya fallecido Colin Dexter y que han alcanzado un gran éxito de público y crítica. Esta interés por la obra del escritor de Stamford ha crecido exponencialmente desde que en 2012 se estrenara la serie de televisión que tiene como protagonista a Morse y que tiene una legión de seguidores.

En España la editorial Siruela ha editado recientemente un nuevo título: Último autobús a Woodstock, en la que nuestro sabueso tendrá que desenmarañar un caso de lo más sensible.

Portada del libro.

En la trama, el cuerpo sin vida de Sylvia Kaye aparece a las puertas de un pub de Woodstock, un pequeño y pacífico pueblo británico. El inspector Morse –exalumno de la prestigiosa universidad local, apasionado de la música de Wagner, los crucigramas y las pintas de cerveza– está seguro de saber quién es la muchacha con la que Sylvia fue vista en una parada de autobús aquella fatídica noche y que parece tener la clave para resolver el asesinato. Pero el irreprimible sarcasmo y el exceso de confianza de Morse en sus dotes deductivas chocan de inmediato con la frialdad de la joven, dejando claro que descubrir la dolorosa verdad y actuar en consecuencia requerirá hasta el último átomo de la disciplina profesional del inspector…

Oxford como telón de fondo, unas historias sin fisuras y un elaborado desarrollo de los personajes son las tres inconfundibles señas de identidad que han convertido a Colin Dexter en uno de los exponentes contemporáneos más importantes del género, un verdadero maestro de la ficción policial clásica.

Las novelas de Dexter tienen de todo, acción, buenas tramas, personajes potentes y el clásico rompecabezas que hay que ir montando para llegar a las conclusiones decisivas.

Siruela, que atesora uno de los catálogos más interesantes del género negro del país, ha acertado de pleno incorporando a este autor, fallecido en 2017, archiconocido en el Reino Unido pero poco leído en España. Hasta ahora. De aquí a final de año llegarán otros dos nuevos títulos de la saga.

La recomendación:‘El caso Moro’, una obra maestra de Sciascia

Leonardo Sciascia es uno de los grandes nombres de las letras italianas. Para celebrar el centenario de su nacimiento, la editorial Tusquets está editando algunas de sus obras más emblemáticas, comoTodo modo, A cada cual lo suyo, El caballero y la muerte o El caso Moro, que es en la que nos vamos a detener. Aunque las obras del periodista y escritor son absolutamente imprescindibles, esta en concreto tiene un interés histórico indudable al profundizar en un suceso que conmocionó al mundo entero.

En marzo de 1978, las Brigadas Rojas secuestraron al político democristiano Aldo Moro y, en mayo de ese mismo año, lo asesinaron, algo que conmocionó a toda Italia. Leonardo Sciascia, por entonces diputado del Partido Radical, participó en la comisión parlamentaria que investigó los hechos y, en agosto de 1978, escribió El caso Moro. A partir de las cartas escritas por Moro desde su cautiverio, Scascia lo interpreta con rigor y perspicacia y reconstruye una trama de pensamientos y hechos que es, hasta el momento, lo que mejor permite comprender ese terrible episodio de la historia italiana.

El libro tiene apenas 200 páginas para a través de la correspondencia de Moro y de la pluma afilada de Sciascia se percibe la angustia de un cautiverio que temía tuviera un final dramático. En España el secuestro de Aldo Moro también fue muy seguido.

Una escena de 'Ocho sentencias de muerte'.