La última novela de Miguel Delibes, El hereje (1998), de la que se acaban de cumplir diez años, se gestó en una tertulia celebrada en Valladolid tres años antes de su publicación. Un abogado penalista, asiduo de la tertulia de Delibes, le llevó a éste unas fotocopias con el capítulo que el polígrafo Marcelino Menéndez y Pelayo (1856-1912) dedicó al foco luterano de Valladolid en su conocida Historia de los heterodoxos españoles (1880-1882).

"Quizá la idea nació de una sorpresa", asegura Miguel Delibes acerca de una de las novelas más largas, densas y complejas que el escritor vallisoletano ha elaborado, que recrea la historia de un foco protestante en el Valladolid del siglo XVI.

Comenzó de esa forma el embrión de su última gran novela, materializada entre esa primavera de 1995 y el 29 de septiembre de 1998, cuando se publicó el libro, redactado a caballo entre su domicilio de Valladolid y su refugio de Sedano (Burgos), donde ha fraguado buena parte de su narrativa.

Con El hereje, la única novela dedicada íntegramente a la ciudad de Valladolid, su autor ha reconocido que deseaba ajustar así alguna cuenta consigo mismo desde el punto de vista afectivo y literario. Para su redacción empleó papel pautado de desecho procedente del rotativo El Norte de Castilla, en el que trabajó más de 20 años.