Cultura

El filósofo gaditano Adolfo Sánchez Vázquez fallece en México a los 95 años

  • Discípulo de Ortega y Gasset, dedicó su vida al estudio de las ideologías y fue una de las voces más prestigiosas del exilio republicano español · El Gobierno andaluz le otorgó el Premio María Zambrano

El filósofo español Adolfo Sánchez Vázquez, discípulo de José Ortega y Gasset, falleció ayer en su casa de Ciudad de México a los 95 años "tranquilo y rodeado de su familia", confirmó su nieto, Juan Adolfo Moreno, que añadió que "fue una muerte por paro respiratorio a raíz de una neumonía".

Sánchez Vázquez, nacido en Algeciras (Cádiz) el 17 de septiembre de 1915, fue una figura sobresaliente del exilio español en México que dedicó buena parte de su vida al estudio de las ideologías, sobre todo del marxismo. Profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la más importante institución de educación superior de ese país, estaba distinguido con la Orden del Mérito Civil del gobierno español.

En su juventud, Sánchez Vázquez estudió en la Universidad Central de Madrid y participó activamente en las Juventudes Comunistas, lo que le convirtió en una figura cercana a la República. La derrota en la Guerra Civil española (1936-1939) hizo que en el último año del conflicto llegara a México junto a cientos de exiliados españoles.

El país norteamericano se convertiría en su segunda casa para él y para los más de 25.000 españoles que allí encontraron refugio entre finales de los años treinta y la década siguiente del siglo pasado. En México, el también escritor y amante de la literatura gaditano obtuvo su doctorado en Filosofía en la UNAM, y a partir de entonces publicaría un serie de obras como Ética (1969) y Recuerdos y reflexiones del exilio (1997).

En 1997, durante una vista a España para presentar ese libro, dijo que los intelectuales españoles que permanecían en el extranjero sufrían "el olvido y la indiferencia" de la sociedad de donde salieron, y lamentó el "muy tardío" encuentro de España con aquella corriente de su pensamiento.

Crítico con la ortodoxia estalinista, Sánchez Vázquez ayudó a considerar la renovación de esas ideas desde tesis humanistas y democráticas en obras como Las ideas estéticas de Marx (1965), Estética y Marxismo (1970) y Del Socialismo Científico al Socialismo Utópico (1975), uno de sus estudios más reconocidos.

Otra de las cuestiones que abordó con asiduidad fue el arte, que consideraba una forma específica de la praxis o trabajo artístico en trabajos como Invitación a la estética (1992).

Fue presidente de la Asociación Filosófica de México (AFM) y, entre otras distinciones, recibió doctorados honoris causa por las universidades de Puebla, Nuevo León y Guadalajara, en México, así como por la Universidad de Cádiz, la Complutense de Madrid (2000) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Además, fue nombrado Hijo Adoptivo de la provincia de Málaga (2004) y se hizo acreedor a la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, al Premio UNAM en el área de investigación en humanidades, el Nacional de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía en México y el María Zambrano que le otorgó la Junta de Andalucía.

un andaluz universal

En 2008, el Ateneo de Algeciras recopiló su vida y obra en el blog de la entidad, donde se recordaba, entre otras cosas, que este maestro de filósofos a ambos lados del Atlántico nació en la calle Ríos de Algeciras, de padre algecireño y madre sanroqueña, y que vivió en Málaga desde los diez años. "Tras la Guerra Civil se vio condenado al exilio y desde entonces, tras pasar por Francia, vivió en México, donde estaba considerado uno de los grandes herederos del siglo de oro del pensamiento español", se afirmaba en la bitácora de la institución.

Conoció el marxismo de la mano de un tío de Algeciras pero se hizo célebre por ser uno de los primeros intelectuales de izquierdas que cuestionó el régimen soviético y su labor al estudio de esta doctrina fue reconocida internacionalmente.

Pero su producción no sólo fue filosófica, sino también literaria."Mi vocación primera era literaria", llegó a decir Sánchez Vázquez, que publicó sus primeros poemas de la mano de Rafael Alberti en Octubre y fue amigo de Miguel Hernández y Pablo Neruda. Para él, las obras de los autores del exilio seguían siendo poco conocidas a causa de una política oficial de olvido.

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