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Cultura

Lo escatológico como modo artístico

Tala Madani. C.A.A.C. Sevilla.

Es cierto que la utilización de medios escatológicos no es nueva en el arte contemporáneo. Piero Manzoni, uno de los artistas importantes del llamado art-povera, transgredió la realidad artística, conceptual, estética… y todo lo que ustedes quieran añadir con aquella extrema pieza en la cual envasó su propios excrementos y los envió a las principales galerías del mundo. Era la controvertida "Merde d'artiste". ¿Broma?, ¿tomadura de pelo?, ¿descomunal descaro? Probablemente, en un principio, el italiano tenía la intención de denunciar un hecho relacionado con el propio universo artístico. El autor, harto del poder decisorio de las galerías, de las influencias poco satisfactorias que éstas desarrollaban, de sus imposiciones y manejos, de los arbitrarios caminos que estaban tomando los hechos artísticos, quiso reivindicar el papel del artista ante tanto abuso y consideró que, con aquella ¿obra?, era una buena manera de protestar.

Fue un hecho puntual en un desarrollo creativo determinado. Los medios informativos se encargaron de magnificar el asunto y potenciar una realidad que no era más que una proclama reivindicativa. La prensa - sobre todo la no especializada y aquella otra con intereses espurios - se encargó de crear inquietudes entre los atónitos aficionados y especialmente, entre el público en general que entró en un manifiesto universo de dudas y desconciertos. Se trató de una simple ocurrencia que sólo ha pasado a la historia por su anecdótica circunstancia y que ha revalorizado, hasta límites insospechados, el nombre del artista. Nada más -claro, y ¡nada menos! -. El autor italiano consiguió lo que se proponía y su escatológica obra pasó a la historia y, hoy, ocupa un sitio en los manuales de arte.

El problema de todo esto se crea cuando, en nombre de tal o parecido ejercicio - fíjense que no escribo de pieza artística-, los pontificadores de lo nuevo, los estetas de la modernidad, los acólitos turiferarios de San Marcel Duchamp y los muchos snobs de pocas tejas y menos luces, potencian, aplauden y elevan al olimpo de lo bueno, paupérrimas circunstancias, aceptando y dando valor de artístico cualquier tipo de parecida memez; memez que, además, huele mal, si me permiten la licencia.

Por eso, el buen aficionado tiene que saber darle su puntual y correcta lectura. No se debe comulgar con ruedas de molino, pero tampoco mostrar un rechazo de plano a todo lo nuevo, buscando intereses a contracorriente y creyendo que todo es merde d'artiste.

Viene todo a esto debido a muchos de los elementos confortantes e ilustrativos de la obra de Tala Madani, una joven iraní, nacida en Teherán, en 1981, que presenta su obra en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Este que esto les escribe cree que nunca ha sido sospechoso de pontificar contrariamente a lo nuevo, incluso, sobre lo más abiertamente novedoso. Sin embargo, existen circunstancias que, creo, están fuera de lugar. Tala Madani es una artista que tiene unas maneras propias - es indiscutible; sólo hay que ver si obra para constatarlo-, que realiza una obra reivindicativa, con un poderoso peso en cuanto al factor provocativo y que utiliza una iconografía de extremo impacto visual que no deja indiferente. Sin embargo, creo que esto no es suficiente para ocupar el espacio museístico que ocupa dentro de una serie expositiva dedicada a la Revista Figura.

Cuarenta obras de carácter pictórico y otras a modo de animaciones digitales protagonizadas por unos personajes grotescos, muchas veces en actitudes poco dignas: niños que construyen un árbol de Navidad con los excrementos que salen de sus traseros; siniestro hombrecillo que vomita impunemente; personajes que levantan una de sus piernas mientras se apoyan con las otras manos para forzar las salida de tan "artístico" y "noble" elemento que escupen sus poderosos culos.

Un universo de absurdos grotescos que, si se quiere, se pueden aderezar de los más arbitrarios, inquietantes y hasta sesudas proclamas justificativas. La propia autora afirma que algunas de sus obras hablan de éxtasis religioso, espiritual y sexual.¡Toma ya!.

Y todo esto en el centro de arte más importante de Andalucía y justificado como un proyecto de arte contemporáneo con sumas referencias a la historia del arte.

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